Miami, 3 sep (AMEXI/Notistarz).- La empresaria Mónica Chediak Barbur, quien nació en la vibrante ciudad de Bogotá, Colombia, es una mujer que heredó no solo el carácter y la tenacidad de sus ancestros libaneses, sino también una rica tradición de esfuerzo y éxito que ha marcado su vida.
Su formación en Administración de Empresas fue en la Universidad Javeriana de Bogotá. Ahí cimentó las bases de una carrera que refleja la sabiduría de sus raíces, así como su propia visión de futuro, que la han llevado a destacar como Consultora Inmobiliaria Internacional.
Es hija de Edmond Chediak, un eminente odontólogo especializado en oncología oral, Mónica creció en un hogar donde el conocimiento y el servicio a la comunidad eran pilares fundamentales.
Mónica Chediak Barbur: Una historia de migración y éxito empresarial
Su padre, cuya carrera estuvo estrechamente ligada al Instituto Nacional de Cancerología, fue el fundador del Departamento de Odontología de la institución, y su contribución al campo se extiende a través de varias publicaciones científicas que siguen siendo referencia en la materia.
La influencia de su madre, Zulay Barbur de Chediak, se manifiesta en su espíritu emprendedor. Zulay, junto a dos amigas, fundó la pastelería Candy en Bogotá, un establecimiento que durante más de ocho años endulzó la vida de los bogotanos, convirtiéndose en un negocio icónico de la ciudad.
Mónica ha compartido su vida con José Roberto Piqueras, un experto en materia de cooperación internacional para el desarrollo que ha prestado sus servicios para diversas Embajadas de España en América Latina.
Su matrimonio es un testimonio de la unión de dos mundos: el empresarial y el diplomático, ambos marcados por el compromiso con el desarrollo y el bienestar global.
La empresaria cuenta con un espíritu emprendedor
La historia de Mónica está profundamente entrelazada con la de sus abuelos, quienes emigraron del Líbano a Colombia en busca de nuevas oportunidades.
Su abuelo materno, Teófilo Barbur, conocido por todos como «Don Teo», dejó Beirut en 1923 y se estableció en Cartagena.
En la ciudad amurallada, se convirtió en un empresario respetado, fundando «La Casa Blanca», un almacén de abarrotes en el emblemático Portal de los Dulces, en la Plaza de los Coches.
Su liderazgo y reputación lo llevaron a ser nombrado cónsul honorario de Dinamarca, un reconocimiento a su influencia y a su compromiso con la comunidad.
Por otro lado, su abuelo paterno, Juan Chediak, fue un exitoso comerciante. Emigró del Líbano a Ibagué alrededor de 1920 y allí estableció una próspera empresa que dejó una marca indeleble en la región.
La vida de Mónica Chediak Barbur es un relato épico, una historia de migración, adaptación y éxito, que evoca la grandeza de una película que narra la lucha y la eventual conquista de sueños en tierras lejanas.
Desde sus raíces libanesas hasta su actual papel en la sociedad, Mónica encarna la esencia de la perseverancia y el espíritu emprendedor, un legado que continúa forjando con cada paso que da.
