Primera de tres partes
Morelia, Mich., 14 sep. (AMEXI).- El 15 de septiembre de 2008 México vivió, con dos granadazos, uno de los peores atentados terroristas a manos de bandas de narcotraficantes a lo largo de su historia de violencia y sangre en el país.
Dos granadas de fragmentación fueron detonadas entre la población que celebraba las festividades patrias en la plaza principal de Morelia, en el estado de Michoacán, durante el gobierno del perredista Leonel Godoy Rangel.
A 16 años de lo que fue considerado por el gobierno como un “acto terrorista”, no hay responsables ni culpables del hecho que marco la vida de los morelianos y michoacanos, que ya no acuden con confianza a las ceremonias oficiales del Grito de Independencia, en Palacio de Gobierno.
Monumentos, flores, homenajes y ofrendas son el triste recuerdo del atentado, las víctimas y sobrevivientes cada sexenio se acercan al gobierno en turno, como si fueran limosneros y no afectados de los granadazos.

El atentado, que se atribuyó oficialmente al cártel de la Familia Michoacana, dejó un saldo de siete personas fallecidas y al menos 132 hombres, mujeres y niños que resultaron con lesiones graves. Algunos de los lesionados perdieron una o hasta dos de sus extremidades.
Aún nada se sabe de los autores de los granadazos
A una década y media de estos hechos, todavía no se sabe a ciencia cierta quiénes fueron los autores de esos granadazos; las víctimas de esa agresión no han recibido justicia ni reparación del daño.
Ni los que fueron encarcelados inocentemente por ese hecho han recibido justicia: Julio César Mondragón Mendoza, «El Tierra Caliente»; Juan Carlos Castro Galeana, «El Grande» y Alfredo Rosas Elicea, «El Socio» o «El Valiente», quienes fueron torturados por la Familia Michoacana.
Ello, para que se declararan culpables del atentado; de organizar ese acto inhumano también fue señalado el general Mario Arturo Acosta Chaparro, acusado de tener nexos con Amado Carrillo Fuentes, apodado “El señor de los cielos”, según el expediente de Inteligencia Militar.
Cabe destacar que el pasado miércoles 11 de septiembre, el secretario del Gobierno de Michoacán, Carlos Torres Piña, recordó que de 60 víctimas del 15 de septiembre de 2008, cuando estallaron granadas en el Centro Histórico de la ciudad, 46 personas son atendidas con apoyos temporales y 14 con ayuda vitalicia.
Torres Piña informó que la semana antepasada se reunió en un desayuno con los involucrados, donde se le dio seguimiento a las inquietudes que tienen y se “ha tratado de dignificar un poquito más los planteamientos y atenciones que se venían generando”.
¿Qué hay de nuevo sobre el atentado?
El encargado de la política interna del estado reveló que se gestiona la instalación de un memorial cerca del Templo de La Merced, sin embargo, no se ha podido localizar al dueño del inmueble para su autorización, “pero se están haciendo las gestiones”.
Por otra parte, el funcionario estatal dio a conocer que la Comisión de Víctimas Estatal del S-15 logró que el padrón, tanto de vitalicios como de temporales, se vincule al de víctimas a nivel federal.
Es decir, destacó, hay un acercamiento constante con ellos para darle seguimiento a los tres decretos que emitieron el Congreso local.
Aurora Bravo, familiar de una de las personas que pereció por los granadazos lanzados hace 16 años, señaló que aún las secuelas siguen latentes: “Lo más grave es que no ha habido justicia y no hay detenidos por ese acto de barbarie, el cual fue calificado como terrorista”, denunció.
En este contexto, es necesario destacar que recientemente falleció una mujer que resultó lesionada por las esquirlas de ese atentado, por lo que suman nueve muertos y más de 100 lesionados.

La mañana de este 15 de septiembre, en la Plaza Melchor Ocampo, a un costado de la Catedral de Morelia, en el lugar del atentado de 2008, se develará una placa en memoria de los caídos, donde cada año se depositan ofrendas florales.
El sentimiento y el dolor de parientes y víctimas aún está a flor de piel: “Destruyeron nuestras familias y nuestras vidas, hay mucho dolor por los que ya no están y por los que sobrevivieron con molestias permanentes que provocan las esquirlas dentro del cuerpo”, enfatizó Liliana Díaz.
Apoyos temporales e insuficientes
Una granada fue lanzada en medio de la oscuridad de la Plaza Ocampo y otra en la calle Quintana Roo esquina con Avenida Madero. “No sabía a quién ayudar primero, había muchos heridos en medio de tanta sangre, y creo que las ambulancias tardaron mucho en ayudar a los heridos”, recordó Aurora Bravo.
Relató que todos los lesionados siguen con tratamientos de por vida porque las esquirlas de la granada tienden a moverse. “Los tratamientos y estudios especiales son caros y se necesita más apoyo, pues muchos reciben ayuda pero es temporal e insuficiente”.
En la Plaza Ocampo, donde fue el primer atentado, fallecieron cinco personas y en la calle Quintana Roo falleció una más. Uriel de 14 años de edad, sobrevivió cinco días en el hospital, pero eran tan graves la lesiones que murió el día 20 de septiembre.
Años después murió una mujer por las complicaciones en las lesiones y recientemente murió Rita N.
Los deudos de la maestra Leticia Tapia llevaron una fotografía al lugar de la ofrenda donde murió después del ataque. Ese día iba toda la familia, con su esposo y tres hijos que ahora tienen 28, 31 y 33 años de edad.
En ese entonces, dos eran adolescentes y un joven de 18 años; ellos también fueron lesionados y el padre de familia fue operado de la tibia y el peroné en un hospital particular.
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