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Roberta Evangelista Hernández y el último día con “El Zurdito”

David Josué García Evangelista fue víctima inocente aquella noche de la desaparición de los 43

José Luis Simón Por José Luis Simón
28 de septiembre de 2024
En Deportes, Especiales
Roberta Evangelista Hernández y el último día con “El Zurdito”

El Estadio que lleva el nombre de "El Zurdito". AMEXI/Foto/JoséLuisSimón

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Crónica de una madre

Ciudad de México, 25 sep. (AMEXI).- Roberta Evangelista Hernández narra de viva voz aquel día y noche, cuando las balas le arrebataron la vida a su hijo David Josué García Evangelista «El Zurdito».

Aquella noche del 26 de septiembre de 2014, hombres armados descargaron una lluvia de balas sobre el autobús del equipo de futbol Avispones de Chilpancingo.

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David Josué García Evangelista “El Zurdito” fue una víctima inocente. Una bala acabó con la vida del futbolista de 15 años y lo que hubiera sido una historia brillante en el futbol.

Esa fue la noche de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

A 10 años de aquella fatídica noche, doña Roberta Evangelista Hernández, madre de “El Zurdito”, narra lo que vivió ese día y noche:

Narración

Ese día que ya se iban a Iguala, yo tuve comunicación con mi hijo. Por mi trabajo no pudimos estar juntos en la mañana.

Quedamos de vernos en la misa. A las 2 de la tarde los citaron allá, en el centro. Escuché misa con él, nos despedimos, se fue al autobús, se subió.

Quedamos que nos íbamos a marcar continuamente para saber cómo iba, porque era la primera vez se iba a un lugar solo, pues, porque aquí, siempre lo acompañábamos.

Acapulco, yo sentía que era muy cerca y, pues, a Iguala nunca me imaginé que le fuera a pasar algo así.

Supe que pasaron a comer a Zumpango. Estuvo en Iguala toda la parte de la tarde.

Llamada al medio tiempo

Yo estuve comunicándome con él, a las 7 de la noche, antes de que iniciara el partido.

Al medio tiempo él me marco y me dijo que iban ganando, que estaban contentos.

Calculé el tiempo, más o menos del partido, me dije ‘le voy a hablar para ver cómo quedaron, a qué hora se van a regresar’.

AMEXI/Foto/JoséLuisSimón

Me dijo que aún no les daban las credenciales, que estaban esperando.

Al poco rato me comunico con él, me dijo que una persona se había acercado ahí, con ellos, para decirles que no se les ocurriera ir al centro (de Iguala), que mejor se regresaran, porque estaba muy feo.

Noticias en las redes sociales

Anteriormente, desde las 7, creo, u 8 de la noche vi las noticias de lo que estaba pasando con los normalistas.

Estaba haciendo tarea con mi otro hijo en la computadora y, pues, en las redes sociales empezaron a publicar.

Cuando hable con mi hijo -después del partido- le dije que tuviera mucho cuidado, que estaba muy peligroso. Se hablaba de muertos, en ese momento.

Él me dijo ‘sí mama, no te preocupes, creo que ya no vamos a cenar aquí, hasta llegando a Chilpancingo’

No sé, fueron las 10 y media de la noche.

Quedamos de hablarnos y vernos en un punto.

Autobús atacado a balazos

Yo esperaba la llamada de mi hijo, no sé, como a las 12 de la noche, a las 12 y media.

Me sorprendió mucho su llamada 11:30 de la noche, me habló y me dijo que los habían detenido ahí, parados por mucho tiempo, pero que ya no me preocupara, que ya venían saliendo de Iguala.

No estuve tranquila, estuve en espera de las noticias que estaban circulando.

Como a los 40 minutos, aproximadamente, me di cuenta que el autobús había sido atacado a balazos.

Se hablaba de heridos.

Yo no sabía qué hacer, a quién hablarle. De inmediato le hablé a la mamá de un compañerito de él, que ya teníamos contacto.

Más tensión

Igual, nos pusimos como locas las dos, porque no sabíamos qué hacer, ni quién nos diera información bien.

Me dieron el teléfono del profe Rentería, el técnico en ese momento, no me contestó. Insistí varias veces.

En esa área, pues tampoco entendía, que no había señal; se cortaba la llamada.

Lee: Lluvia de balas sobre Avispones, en la noche triste de los 43

Y hasta que por fin me contestó su sobrino. Era uno de los chicos que venía también ahí.

Él, de momento, me dijo que mi hijo estaba herido.

No, no, no sabíamos qué hacer.

Apoyo de un hermano

Tenía un hermano que estaba viviendo en iguala. Me olvidé de mi hermano. No sabía a quién recurrir.

Después intenté marcar y no entraba y no entraba (la llamada). No sé, era algo horrible lo que estábamos viviendo en ese momento.

Después vuelve a entrar otra vez la llamada y, este, me dijeron que hablara rápido.

(Le informaron) que estaba la ambulancia ahí, pero ya estoy hablando ya como casi una de la mañana.

Me pasaron al muchacho de la ambulancia y me dijo que yo me fuera, que en 20 minutos iban a estar en el hospital. Pero ellos no sabia que yo estaba lejos, también.

En ese momento me acuerdo de mi hermano y le hablo y le dije que por favor fuera a dar vuelta al hospital, porque David estaba ahí, porque estaba herido.

Semefo

Se hizo un caos en la casa, porque empezamos a juntar los familiares de la noticia que ya estaba corriendo en ese momento y estuvimos comunicándonos con mi hermano.

Mi hermano llega al hospital y le enseñan una lista de los que habían ingresado como heridos, pero mi hijo no aparecía en esa lista.

El me marca me dice que le habían dicho que se fuera a Semefo (Servicio Médico Forense), que allá lo iba a encontrar.

Pues en ese momento, cuando ya confirmaron la muerte de mi hijo, el contador Mario Moreno, el presidente municipal, también en turno, me llamó y para confirmarme, que él (mi hijo) había fallecido.

Me dijo que no nos podíamos mover de Chilpancingo, porque no había paso en una localidad que se llama Mezcala, que no dejaban pasar, que había camiones atravesados, que no había manera de llegar y que nos iban acompañar en la mañana, amaneciendo, que nos viéramos en el ayuntamiento.

Quería volar

Así que, esas horas se nos hicieron eternas, queríamos volar, no podíamos, no teníamos la manera de llegar allá y, efectivamente, llegamos a Iguala, entré a Semefo a reconocer el cuerpo de mi hijo, me tocó ver la cabeza del chico, desollado.

Fue triste en ese momento, el estar allá.

AMEXI/Foto/JoséLuisSimón

Llegando en la conclusión en ese momento de coraje, sí llegué a tenerle coraje a los normalistas, les echaba yo la culpa, que por ellos había pasado lo de mi hijo también, ‘qué tenían que haber ido hacer a Iguala,  por qué allá y por qué sucedió todo esto’.

Se hablaba se una confusión. Yo aun no, no concibo eso de que sea una confusión, porque el camión de Castro Tour es una empresa diferente a los autobuses de Estrella de Oro y Estrella Blanca.

El camión (del equipo) está rotulado con unos globos, con el nombre de la empresa. Nada que ver con un autobús, porque este era un camión pequeño.

Coraje

La saña con que fue atacado, también no lo entiendo. Fueron muchísimos disparos los que recibió el camión donde venían los Avispones, entonces, no sé cuál era el coraje, cuál era la rabia que tenían en ese momento o por qué querer desquitarse, como nos dijeron que a lo mejor era por eso, de todo lo que estaba pasando, se les ocurrió disparar a quien pasaba.

Pero de acuerdo, a las investigaciones, no es que ellos iban pasando y los atacaron, sino que ya los estaban esperando.

Ahí la narración de Roberta Evangelista Hernández, una madre que también lleva 10 años de lucha porque la muerte de su hijo no sea un caso olvidado y también quiere justicia.

Etiquetas: Avispones de ChilpancingoAyotzinapaCrónica de una madreDavid Josué GarcíaPortada 1Roberta Evangelista Hernández
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