En un emotivo homenaje realizado frente a su hogar, el guitarrista y precursor del rock en México, Javier Bátiz, recibió las llaves de la ciudad de Tijuana.
La distinción fue entregada por el presidente municipal Ismael Burgueño Ruiz, quien reconoció la trayectoria de más de seis décadas de este icónico músico, considerado un pilar del movimiento rockero en el país.
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“Cuando un tijuanense apoya a otro tijuanense, es cuando la ciudad crece”, expresó visiblemente emocionado Bátiz al dirigirse a familiares, amigos y seguidores que se reunieron para celebrar su legado.
Esposa de Bátiz agradeció el homenaje que le hicieron en vida al rockero
El alcalde Burgueño Ruiz, acompañado por el secretario de Gobierno Municipal, Arnulfo Guerrero León, y funcionarios del XXV Ayuntamiento, destacó el impacto cultural y artístico del guitarrista, cuyo trabajo ha llevado el nombre de Tijuana a escenarios nacionales e internacionales.
“Javier es un orgullo tijuanense, un ejemplo de lucha y perseverancia que demuestra que los sueños pueden alcanzarse. Es un ser humano excepcional que, con su arte y humor, ha dejado una huella indeleble en nuestra ciudad”, señaló el presidente municipal durante la ceremonia.
La esposa del músico, Claudia Madrid, recordó los inicios de Javier Bátiz desde la casa donde nació el 3 de junio de 1944. Con emoción, agradeció a las autoridades y al público por rendir homenaje en vida a un artista cuya influencia marcó a generaciones.
El guitarrista dijo que es el honor más grande que ha recibido en su ciudad natal
Bátiz, fundador del grupo “Los TJs” en 1957, es reconocido por fusionar las influencias musicales de la frontera y por ser maestro de figuras legendarias como Carlos Santana. Su estilo único transformó la escena musical mexicana, consolidándolo como un referente del rock en español.
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Con un toque de humor y alegría, Bátiz agradeció el reconocimiento, calificándolo como el honor más alto que ha recibido de su ciudad natal.
El acto concluyó entre aplausos y muestras de cariño hacia el guitarrista, quien, a sus 80 años, continúa siendo un símbolo vivo del espíritu cultural tijuanense.