El número de casos y muertes por cólera en Yemen dieron un salto repentino en noviembre pasado, ubicando al país árabe en el ranking mundial de enfermedad, con cerca de 250 mil casos, el 35 por ciento del total de casos a nivel mundial, lo que revela que el bacilo Vibrio cholerae lo invade debido al consumo de alimentos y agua contaminados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó desde el inicio de este 2024 y hasta el pasado 1 de diciembre, se contabilizaron 249 mil 900 casos sospechosos de cólera y 861 muertes asociadas a la enfermedad en Yemen, lo que representa el 35% de la carga mundial y el 18% de la mortalidad.
El brote de cólera es una carga para el sistema de salud
“El brote de enfermedades transmitidas por el agua como el cólera y la diarrea acuosa aguda impone una carga adicional sobre un sistema de salud ya sobrepasado, que enfrenta múltiples brotes de enfermedades”, destacó Arturo Pesigan, representante de la OMS y jefe de misión en Yemen.
En un reporte sobre la evolución del cólera en el país árabe, Pesigan resaltó que personal de la OMS y voluntarios humanitarios están luchando por atender las crecientes necesidades del actual brote de cólera en Yemen, que registró un incremento interanual en casos y muerte del 37 y 27%, de manera respectiva.
“La falta de acceso a agua potable segura, las prácticas de higiene comunitaria deficientes y el acceso limitado a un tratamiento oportuno dificultan aún más los esfuerzos para prevenir y controlar la enfermedad”, agregó, según el sitio Noticias ONU.
La enfermedad afecta a niños y adultos por igual
El cólera, una infección diarreica aguda causada por el bacilo Vibrio cholerae, afecta a niños y adultos y en algunos casos puede ser mortal en cuestión de horas, debido a que la infección tiene un breve periodo de incubación, que fluctúa entre dos horas y cinco días, por lo que se propaga rápidamente.
En Yemen, el cólera requiere mejorar urgentemente la capacidad de los laboratorios y el manejo de los casos, además de llevar a cabo iniciativas en la comunidad sobre higiene y saneamiento y vacunar a más personas. Para ello, hay que rehabilitar las infraestructuras públicas de agua y saneamiento dañadas por la guerra.
Sin embargo, la respuesta a la enfermedad en Yemen enfrenta un déficit de financiamiento de 20 millones de dólares, lo que llevó a que entre marzo y noviembre pasados, 47 centros de tratamiento de diarrea y 234 centros de rehidratación oral cerraran por falta de fondos y otros 56 lo harán antes de fin de año.
De concretarse estas previsiones, el 84 por ciento de los centros médicos dedicados al tratamiento de la enfermedad en Yemen cerrarán y dejarán de atender a millones de yemenitas afectadas por la enfermedad.
Urge financiamiento
Según, la Oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria (OCHA), la falta de financiamiento ha obligado a clausurar programas vitales para hacer frente a la enfermedad, mientras que el número total de personas necesitadas de atención médica aumentó de 18.2 millones a 19.5 millones durante del presente año.
Desde el último brote de cólera en marzo de 2024 en Yemen, la OMS trabaja estrechamente con los ministerios yemenitas de Salud Pública y Medio Ambiente para hacer frente a la enfermedad. La Organización ha enviado más de 25 mil misiones de respuesta rápida para investigar alertas e iniciar medidas de control.
Además, el organismo internacional ha suministrado reactivos, equipos de laboratorio, medicamentos y suministros de saneamiento, capacitado a más de 800 trabajadores de salud para frenar el brote y llevó a cabo una campaña de vacunación oral para proteger a 3.2 millones de personas en 34 distritos de Yemen.
La República de Yemen permanece atrapada en un conflicto interno, agravado por una escalada regional de tensiones, una profunda crisis económica y crecientes amenazas a la seguridad del personal de la ONU y de organizaciones humanitarias.
El responsable de la ayuda humanitaria de la ONU, Tom Fletcher, destacó en el 11 de diciembre pasado durante su comparecencia ante el Consejo de Seguridad que los ataques hacia y desde Yemen han puesto en peligro infraestructuras cruciales, como los puertos marítimos, esenciales para la importación de alimentos, combustible y otros bienes vitales para millones de yemeníes.
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