El Papa Francisco llamó este martes al mundo a reflexionar sobre la guerra y los niños que sufren por los conflictos armados, durante la celebración de la misa de Nochebuena en la Basílica de San Pedro, ante más de seis mil fieles presentes en al interior y 20 mil más al exterior del templo.
En su homilía, el líder de la Iglesia Católica destacó la importancia de la virtud cristiana de la esperanza es incompatible con la pereza y exige a todos “hacerse peregrinos en busca de la verdad” y pidió invadir al mundo de buenas noticias.
«Hay esperanza para cada uno de nosotros. Pero no olviden, hermanas y hermanos, que Dios lo perdona todo, Dios perdona siempre. No lo olviden. Y esa es una manera de entender la esperanza en el Señor», indicó.
La Nochebuena es un momento para recordar a los niños ametrallados
Francisco recordó que la Nochebuena es un momento para pensar en “los niños ametrallados, en las bombas sobre las escuelas y los hospitales» y es la señal para recuperar la esperanza perdida: renovarla dentro de nosotros, según un reporte de la agencia Vatican News.
En el marco de las festividades por la Noche Buena, el Papa abrió este martes la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, dando inicio al del Jubileo Ordinario de 2025.

“Esta es la puerta del Señor. Por esta puerta entran los justos Entraré en tu casa, Señor. Me postraré ante tu templo santo. Ábranme las puertas de la justicia. Entraré para dar gracias al Señor”, subrayó el sumo Pontífice.
La apertura de la Puerta Santa es el primero de una serie de celebraciones que invitarán a los fieles de todo el mundo a experimentar la «experiencia viva del amor de Dios», expresó el Papa en la bula de Indicción Spes non confundit («La esperanza no defrauda»).
El Jubileo es un llamado a la reconciliación
«Es el momento de un nuevo Jubileo, un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de esperanza que se abre ante todos”, destacó.
Francisco agregó que la esperanza que nace en esta noche “no tolera la indolencia del sedentario ni la pereza de quien se acomoda en su propio bienestar; no admite la falsa prudencia de quien no se arriesga por miedo a comprometerse, ni el cálculo de quien sólo piensa en sí mismo.
“Es incompatible con la vida tranquila de quien no alza la voz contra el mal ni contra las injusticias que se cometen sobre la piel de los más pobres… Por el contrario, la esperanza cristiana, mientras nos invita a la paciente espera del Reino que germina y crece, exige de nosotros la audacia de anticipar hoy esta promesa”, indicó.
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