El Auditorio Nacional fue testigo de una noche inolvidable con el regreso del cantante español Miguel Bosé a la Ciudad de México, después de ocho años de ausencia.
El cantante, ataviado con vestimenta blanca, subió al escenario con un diseño minimalista en formato de escalinatas, en donde su presencia y voz fueron suficientes para cautivar al público. El concierto, parte de su tour “Importante”, recorrió más de cinco décadas de carrera musical, pero la velada estuvo marcada por un imprevisto: la activación de la alerta sísmica en pleno recital.
El evento comenzó puntualmente con Bosé interprentando el tema “Importante”, seguido de “Duende”, “Capitán trueno” y “Nena”, para después dirigirse al público: “Buenas noches, México. Cuánto tiempo desde que no nos vemos, pero aquí estamos para retomar un viaje que dejamos colgado y que nos pertenece a todos”.

Con estas palabras, el artista decidió continuar el recorrido emocional a través de sus canciones, invitando al público a revivir memorias y experiencias compartidas: “Hay dos cosas en el mundo que conservan la memoria de aquello que sucedió: las fotografías y las canciones. Cuando se vuelve a escuchar una canción, la caja
de Pandora se abre”, reflexionó.
Miguel Bosé hace temblar el Auditorio Nacional con inesperada alerta sísmica
“Aire soy”, “Bambú” (en donde dejo ver sus movimientos sensuales), “Este mundo va” y “Sereno”, siguieron como parte de la velada, así cómo “Nada particular”, esta último llegó acompañada de un mensaje de parte del intérprete, quien recordó la letra la escribió durante la guerra de la ex Yugoslavia: “Esta canción habla de las
consecuencias de algo tan inútil como la guerra. Del dolor y el sufrimiento no se aprende nada. Hagamos este canto en pro de la paz y pongamos nuestro granito de arena”. El público coreó cada verso, demostrando la conexión emocional que trasciende generaciones.
Sin embargo, el momento más impactante de la noche ocurrió cuando la alerta sísmica resonó en el recinto. El concierto se detuvo de inmediato, y el personal de seguridad procedió a evacuar al público de manera ordenada. Durante casi 20 minutos, el ambiente de celebración se transformó en incertidumbre, mientras algunos de los asistentes esperaban afuera del auditorio. Pasado este tiempo, y tras verificar que solo fue una alerta y no se generó movimiento, el público regresó a sus lugares para reanudar la vela.
Velada Inolvidable…
Al regresar al escenario y tras cantar “Ólvidame tú” y “Sevilla”, Bosé bromeó con el público: “Jamás en la vida me había pasado semejante cosa, pero mañana no se quejen de que esto ha sido una súper chingona producción. ¡Qué momentos!”. Su comentario arrancó risas y aplausos, aliviando la tensión del momento.

El artista retomó el concierto y a los acordes de “Amiga” hizo una reflexión sobre la ausencia y la memoria: “Solo me queda un inmenso vacío que, a lo largo de estos años, jamás he podido colmar. Cada quien que se va necesita conservar su espacio vacío. No debemos rellenarlo ni cambiarlo por otra cosa o persona”.
Hace historia con su regreso
El repertorio continuó con canciones como “Morena mía”, “Te amaré” y “Como un lobo”, temas que hicieron vibrar al público y demostraron la vigencia de Bosé en la música, a pesar de que su voz se escuchaba cansada y se notaba el esfuerzo que tenía que hacer al hablar o interpretar.
En la recta final del recital y tras dos cambios de vestuario, llegaron los temas “Partisano”, “Puede ser que” y los más esperados de la noche, “Si tu no vuelves”, “Amante bandido” y “Te amaré”, dejando en el público las ganas de seguir escuchando más, y después de las muestras de cariño con aplausos, regresó para
cantar “Don diablo”.
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El concierto no solo fue un recorrido por la trayectoria de Miguel Bosé, sino también una muestra de la capacidad del público y del artista para sobreponerse a lo inesperado.