Por fin llegó uno de los fines de semana más cruciales en la historia del país. Concretamente el domingo se hará la simulación, léase las absurdas elecciones judiciales que el partido Morena armó para complacer el capricho y la venganza de un visceral expresidente como lo es Andrés Manuel López Obrador, quien desde su gestión quiso cooptar para su causa al Poder Judicial vía Arturo Zaldívar, luego, trató de imponer en la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a Yazmín Esquivel y como no pudo, juró desquitarse de quien ocupó por vez primera la presidencia del máximo Tribunal, Norma Lucía Piña Hernández y el resto de ministros no afines a su causa como Luis María Aguilar y Javier Laynez, por ejemplo.
Por cierto, no son pocos los que están expectantes para corroborar si ese día, el expresidente se decide a asomar la cabeza y ejercer su libre derecho al voto. ¿Para qué esconderse tanto?, ¿qué debe?; ¿por qué no entrar en contacto con su “pueblo bueno y sabio”?
Y ciertamente, a ese aberrante ejercicio no se le puede llamar elección, en primer lugar, porque está más enredada que nada; en segundo, porque todos los candidatos los puso ni más ni menos que Morena; de hecho, ya están listos para alzarse con el triunfo luego de una “arrolladora” y ridícula participación ciudadana.
Bueno hasta los mismos militantes del partido guinda como el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, pronosticó una participación de entre el 15% y el 20% y al parecer su flamante homólogo en el Senado de la República, Gerardo Fernández Noroña imaginó en su muy limitada mente que la gente se volcaría a las urnas.
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Ya son más que sabidas las prácticas que ejercerán ese domingo los del partido guinda con los consabidos acarreos y pago por el voto. Ahí está también el inenarrable reparto de los tan llevados y traídos “acordeones·”, que a decir de una persona que los repartió, les pagaban cien pesos por día, y luego por qué no hay dinero para cumplir las exigencias de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, (CNTE).
El caso es que el Instituto Nacional Electoral, (INE), que comanda Guadalupe Taddei, reaccionó “a toro pasado” en el tema del reparto de los “acordeones” y demasiado tarde prohibió esto, es decir cuando ya todo estaba hecho, pero eso sí, dijeron que eso era “una vergüenza para la democracia”, entonces, ¿por qué no dirigieron su sanción al partido Morena?
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ELECCIONES JUDICIALES Y LA SNTE
En el transcurso de la semana que concluye, como se comprobó un día sí y al otro también, los llamados maestros de la CNTE hicieron prácticamente lo que les vino en gana tanto en la Ciudad de México, como en otros estados de la República como Michoacán y Chiapas; todo, en nombre de lo que dicen ellos, es una lucha democrática de varias décadas y que deriva también en que la presidenta Claudia Sheinbaum les cumpla su promesa de campaña.
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Es evidente que de las principales preocupaciones del partido guinda con la presencia de la CNTE en las calles, es que pudieran boicotear las absurdas elecciones judiciales y aunque los maestros ya señalaron y casi juraron que eso está descartado, la palabra de quienes desquician la ciudad en la que se plantan no representa garantía alguna.
En su gustadísima “mañanera del pueblo”, la presidenta repitió por enésima vez lo que ha venido manifestando a lo largo de la semana: que no caerá en provocaciones y su errada y llamada cuarta transformación ahora en su segundo piso, le apuesta al diálogo.
Hizo hincapié la jefa del Ejecutivo en que no habrá represión, con todo y que por lo menos en el caso de la Ciudad de México, sus habitantes y los de la zona connurbada han tenido que pagar “los platos rotos” porque Sheinbaum no se atreve a tocar a los integrantes de la CNTE “ni con el pétalo de una rosa”, así como nunca, al parecer, saldrá a la luz de dónde salen los dineros para sufragar los alimentos y tiendas de campañas de los miles y miles de maestros dispersados por todo el país.
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Finalmente, otro de los factores que sin duda afectarán esta pírrica elección es el abstencionismo. Si en las elecciones presidenciales se alcanza un 65% de participación en algunos casos, no sería difícil pensar que este domingo no se llegue ni siquiera a los cálculos morenistas de participación de entre 15 y 20 por ciento. ¡Qué tal!
