Hay voces que se escuchan. Y hay voces que se sienten. En punto de las 21:00 horas, Nico Ruiz apareció en el escenario del Lunario del Auditorio Nacional, en donde no solo inició un concierto: se abrió un portal íntimo, elegante, donde la emoción se sirvió a fuego lento y cada canción fue un susurro que acarició sin permiso.
Traje impecable, mirada cómplice y una voz que parece nacida para derretir la prisa del mundo, Nico Ruiz confirmó anoche que su romance con México no es casualidad, es destino. El cantante chileno, originario de Viña del Mar, ha sabido ganarse al público nacional sin alardes ni escándalos: con música bien hecha, respeto por las raíces mexicanas y un estilo que reinventa el bolero, el jazz y el pop con clase, vulnerabilidad y mucho cuerpo.
“La noche que canté en Miss Universo México, no sabía lo que hacía… y entonces ustedes me recibieron con los brazos abiertos”, confesó sobre el escenario, con una honestidad que silenció al público. Esa frase, simple y desnuda, fue el corazón de todo lo que vino después. Porque Nico no solo canta: se entrega. Y anoche, se entregó por completo.
Nico Ruiz en el Lunario: el hombre que canta suave y conquista hondo
Desde su debut en 2019, Nico ha sido una figura que combina lo masculino con lo emocional de forma magnética. Su estética recuerda a los crooners clásicos, pero con una sensibilidad contemporánea que no teme mostrarse frágil. Es un hombre que canta al amor sin miedo al temblor, que mira a los ojos y dice verdades suaves, de esas que duelen bonito.
El repertorio, una mezcla de composiciones propias y versiones reinventadas, fue impecablemente acompañado por una banda sobria que supo cuándo brillar y cuándo ceder el protagonismo a la voz. Hubo suspiros, hubo ovaciones, hubo miradas sostenidas entre el escenario y la audiencia. Todo el Lunario vendido, cada asiento ocupado por alguien que no quería solo escuchar: quería sentir.
Y si el presente fue una fiesta de elegancia emocional, el pasado reciente explica cómo Nico llegó hasta aquí. Su homenaje a José Alfredo Jiménez con el Mariachi de Colima, y su colaboración con la Big Band Jazz de México, son más que momentos: son declaraciones de amor a este país. No es un visitante, es un amante respetuoso de la música mexicana.
Lee: Música para cambiar el mundo: Shakira encabeza el Global Citizen Festival
Ahora, con su nuevo EP producido por Emilio Estefan a punto de lanzarse —grabado en Miami, pero con alma latinoamericana—, Nico Ruiz se alista para un despegue aún mayor. Y no, esto no termina aquí: volverá a México antes de que acabe el año, con nuevas fechas por anunciar, nuevos suspiros por provocar.
Anoche no vimos un concierto. Vimos a un hombre cantarle al amor con el corazón expuesto. Nico Ruiz no busca fans, busca cómplices. Y México —una vez más— le respondió como se responde a quien canta suave y conquista hondo: con ovación de pie y el corazón abierto.