Lo que comenzó como una promesa de innovación y desarrollo rural, hoy representa una posible amenaza para el equilibrio hídrico del Bajío. Se trata del proyecto Millfoods.
La planta agroindustrial de Millfoods, instalada en Salamanca con la narrativa de impulsar el maíz no transgénico y la sustentabilidad, enfrenta cuestionamientos por su impacto ambiental y falta de transparencia.
Especialistas, pobladores y fuentes técnicas advierten que la operación de esta empresa hondureña podría estar contribuyendo a:
- La sobreexplotación del acuífero local
- Afectación de pozos comunitarios
- Y el agravamiento de una crisis hídrica que desde hace años golpea a Guanajuato
Millfoods mantiene además un adeudo millonario con el Sindicato de Trabajadores de la Industria Metal Mecánica (SITIMM), lo que suma un componente laboral a un caso que ya preocupa por su dimensión ecológica.
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Planta de alto impacto, permisos en duda
La planta, anunciada como una de las más modernas del mundo y pieza clave en la cadena de suministro cervecero en México, fue diseñada para operar a gran escala en un espacio de 13 mil metros cuadrados.
Pero su alta demanda de agua —que se estima hasta 1.5 veces mayor de lo proyectado— ha encendido las alarmas.
Según documentos técnicos, el sistema de recirculación planeado para reducir en 40% el consumo hídrico no está operando completamente, debido a retrasos técnicos y rotación de personal.
Esto se traduce en un posible impacto negativo directo sobre las reservas locales, sin que exista un monitoreo público confiable sobre sus efectos reales.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el acuífero de Salamanca ya está sobreexplotado en más de 30%, una condición que compromete el abasto de agua para consumo humano y agrícola.
¿Dónde están los permisos?
La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) establece que toda planta industrial de este tipo debe contar con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) aprobada, así como permisos para extracción, tratamiento y descarga de agua.
Sin embargo, existen reportes de retrasos administrativos, pagos no completados y trámites aún pendientes.
Tampoco se ha hecho público un informe técnico actualizado sobre el balance hídrico de la planta, lo que impide conocer si cumple con la NOM-001-SEMARNAT-1996, que regula las descargas residuales en cuerpos receptores.
Comunidades sin agua… ni respuesta
Pobladores cercanos denuncian que la presión del agua ha disminuido, la calidad del líquido se ha deteriorado y los cultivos de temporal muestran afectaciones.
A pesar de ello, la empresa no ha entablado diálogo con las comunidades ni presentado una evaluación de impacto social.
“Nos dijeron que iba a haber empleo y desarrollo. Hoy no hay ni empleo ni agua”, lamenta un líder comunitario de la zona rural de Salamanca.
Acciones urgentes
Frente a este escenario, especialistas en sustentabilidad han emitido una serie de recomendaciones:
- Realizar una auditoría ambiental independiente que verifique el cumplimiento legal y técnico de la planta.
- Implementar sin más demora los sistemas de recirculación y tratamiento de aguas residuales.
- Garantizar transparencia total: acceso público a datos de consumo, permisos y planes ambientales.
- Asegurar supervisión constante por parte de PROFEPA, SEMARNAT y autoridades estatales.
La situación de Millfoods en Salamanca vuelve a poner en entredicho la viabilidad de un modelo de agroindustria que promete desarrollo sin comprometer el entorno.