Como hace décadas, jornaleros guatemaltecos cruzan el río Suchiate, en la línea divisoria entre México y Guatemala, para contratarse como trabajadores agrícolas en las diversas fincas en el estado de Chiapas.
Los jornaleros guatemaltecos suelen llegar a México para trabajar durante todo el año, pero con mayores flujos migratorios en ciertas épocas, especialmente durante las temporadas de siembra y cosecha de cultivos.
En el caso de cultivos anuales, como el maíz o el frijol, la temporada alta de trabajo podría ser entre los meses de mayo y octubre, que coinciden con las labores de siembra y recolección.
Buscan trabajo en las fincas
Sin embargo, la migración laboral es un fenómeno continuo y hay jornaleros guatemaltecos que trabajan en México todo el año, adaptándose a las necesidades de diferentes tipos de cultivos y actividades agrícolas.
Esta migración de la mano de obra guatemalteca es una realidad desde hace décadas, pues trabajadores de ese país, especialmente de la zona de San Marcos, buscan empleo en las fincas chiapanecas.
Esta situación, sin embargo, a veces conlleva riesgos de explotación laboral y condiciones de trabajo precarias, pero la realidad es que los jornaleros están en el limbo, porque trabajan en los campos de Chiapas olvidados por el sector salud.
Con todas esas vicisitudes, los guatemaltecos o chapines cruzan todos los días el río Suchiate para contratarse como jornaleros, albañiles o trabajadoras del hogar en fincas bananeras, cafetaleras o en los diversos campos de cultivo ubicados a lo largo de toda la zona del Soconusco, expuestos a las inclemencias del tiempo.
Unos trabajadores ingresan al país por la zona de San Marcos, allá por el Volcán Tacna, que también divide a ambos países o por el río Suchiate, donde abordan una lancha desde la comunidad de Los Faros, en Guatemala y cruzan el río para trabajar en fincas en el Soconusco.
Los trabajadores que vienen a Chiapas a trabajar coinciden que el salario que reciben les permite mantener a su familia, algo que se hace imposible en su país porque los ingresos son menores a los que reciben de este lado de la frontera.
Es mejor la paga
“Nos pagan mejor aquí, aunque no sea mucho. Allá en Guatemala nos dan menos por el mismo trabajo, esa es la razón por la que vienen, una costumbre que conoces por sus ancestros”, relatan.
Por jornadas de hasta 12 días continuos, hombres y mujeres cruzan desde comunidades guatemaltecas hacia territorio mexicano para llevar el sustento a sus familias.
Aseguran que son “milusos”, porque son expertos en todo, desde tirar herbicidas contra las plagas y para combatir a la maleza, cortar plátano, cargar racimos o hacer labores de limpieza en las fincas agrícolas que están en los municipios del Soconusco.
Empiezan su jornada desde muy temprano. A las cinco de la mañana cruzan el río Suchiate, otros lo hacen más tarde, pero ya están acostumbrados a su horario de trabajo porque lo hacen desde hace mucho tiempo.
Incluso, llevan muy buena relación con el lanchero que los lleva y trae del trabajo y los regresa a sus hogares.
Un transportador dice que mueve en promedio a 150 trabajadores durante todo el día en los límites de México con Guatemala, aunque no es el único que realiza esta actividad.
“Es poco el salario que obtiene por esa actividad, pero ha servido para poder sacar adelante a la familia y que no les falten alimentos en la mesa”, reconocen los jornaleros agrícolas.
La región del Soconusco, en Chiapas, se extiende a lo largo de cuatro mil 600 kilómetros cuadrados en la costa del Pacífico hasta la frontera con Guatemala.
Son miles las personas empleadas en cada una de las fincas bananeras, cafetaleras, cacaoteras o de otro tipo de cultivo y de acuerdo a la temporada de siembra, con una historia de cientos de años de migración transfronteriza.
Sin papeles
Debido a la naturaleza del movimiento migratorio, los guatemaltecos que llegan a Chiapas no siempre tienen la documentación requerida para trabajar en territorio mexicano.
Aunque los jornaleros no se quejan por las extenuantes horas de trabajo, en particular por las condiciones climatológicas, no están exentos a tener un accidente o contraer una enfermedad que les impida laborar.
Otro factor en contra es el acceso a la salud, que se ven limitados por la falta de documentación migratorias que avale su trabajo en México, por lo que es la discriminación o falta de capacitación en atención a migrantes por parte de personal de instituciones de salud del país que muchas veces los patrones parecen haber olvidado.
Lee: Reportan 31 casos de miasis por gusano barrenador en Chiapas