A 90 días de la prórroga concedida por Estados Unidos (EU) para imponer nuevos aranceles a México, el panorama comercial no pinta claro.
¿Estamos ante una tregua estratégica o frente a un rediseño agresivo del orden económico global impulsado por Donald Trump?
Alejandro Pulido, CEO de AP Global Advisor y experto en comercio internacional, analiza el trasfondo y los riesgos de esta pausa en las presiones comerciales del país del norte.
“No es un logro, ni una derrota. Es una contención temporal dentro de una nueva forma de negociar impuesta por Estados Unidos. Lo que antes eran amenazas, ahora son políticas oficiales”, advirtió en entrevista con AMEXI.
Una nueva geoeconomía impuesta desde Washington
Pulido considera que más que una amenaza específica a México, se trata de una estrategia sistémica del gobierno estadounidense.
“Lo mismo ha hecho con Canadá, Corea, incluso con la Unión Europea. La presión arancelaria forma parte de una política exterior agresiva que busca reformular todos los acuerdos existentes a favor de Estados Unidos”.
De ahí que el aplazamiento de los aranceles a México sea apenas un respiro. “No es una concesión gratuita. Es un espacio para ver cómo reacciona México. Pero también para presionar por medidas más duras en seguridad fronteriza, migración y combate al narcotráfico”.
Alejandro Pulido considera que ha habido un buen manejo diplomático por parte del gobierno mexicano, en particular de Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, al contener mayores daños.
“Han actuado con responsabilidad, pero esta pausa extiende la agonía. La presión real apenas comienza”, sentencia.
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¿El T-MEC tiene futuro?
Una de las preguntas más punzantes del momento es si el T-MEC está en riesgo. Para Pulido, hay tres escenarios posibles:
- El T-MEC se mantiene sin cambios de fondo. “Esto protegería al 84% de nuestras exportaciones a EE.UU.”
- Se inicia una negociación bilateral forzada con Estados Unidos, al margen de Canadá. “Bajo presión, cualquier acuerdo será menos favorable que el actual”.
- Desaparición progresiva del T-MEC y fragmentación en acuerdos por separado. “Esto permitiría a Trump imponer condiciones distintas a cada socio. Es el peor escenario”.
Pulido es claro: “Trump quiere redibujar el mapa comercial de Norteamérica. Y México debe estar listo para cualquier escenario, especialmente el más agresivo”.
¿Hubo “letras chiquitas” en esta prórroga?
“No. El acuerdo fue claro: México elimina algunas barreras no arancelarias y se mantienen ciertos aranceles ya impuestos. Pero no hay cesiones ocultas”, aclara el especialista.
Sin embargo, advierte que Estados Unidos usará cualquier concesión como moneda de cambio para presionar en otros frentes, entre los que destaca:
“Drogas, migración, seguridad… cada tema se vuelve parte de la ecuación comercial. Eso es lo peligroso”.
Sectores productivos más expuestos
Pulido identifica cuatro sectores clave que podrían recibir un golpe directo si se reactivan los aranceles:
- Automotriz: “Es el más estructurado, pero también el más vulnerable. Cualquier arancel impacta la cadena de valor y dispara precios”.
- Aeroespacial y médico: “Dependen fuertemente de exportaciones a Estados Unidos.”
- Agroalimentario: “Jitomate, aguacate, camarón… están permanentemente en la mira de Washington”.
“La consecuencia directa sería un impacto inflacionario en Estados Unidos, pero el golpe político caería sobre México. Esa es la lógica de la presión”, advierte.
¿Diversificar ya?
Para Pulido, México debe iniciar de inmediato una diversificación de sus relaciones comerciales, aunque reconoce que no será fácil.
“Tenemos una alta dependencia del bloque del norte, sobre todo en estados como Nuevo León, Coahuila y Chihuahua. No se puede mover esa estructura de la noche a la mañana hacia China o India”.
La clave, dice Alejandro Pulido, es una estrategia gradual y sólida que combine diplomacia con reacomodos económicos.
“Cerrar acuerdos precipitados sería un error. Hay que aprovechar al máximo el T-MEC mientras esté vigente y construir desde ahí un nuevo equilibrio”.
Una advertencia final
“El peligro no es solo económico, sino geopolítico. Los acuerdos bilaterales que promueve Estados Unidos están diseñados para que solo gane Washington. México debe estar listo para evitar ser arrastrado a una nueva subordinación comercial bajo el disfraz de cooperación”.
Con la mirada puesta en las próximas semanas, Pulido concluye con una sentencia clave:
“El T-MEC sigue vivo, pero lo que se avecina no será una renegociación económica. Será una negociación sobre seguridad, migración y geopolítica. Y México debe llegar preparado”.