En una hora y casi 40 minutos, se llevó a cabo la reunión entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el poderoso secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio.
La primera se vio muy optimista con respecto a este encuentro y en su gustadísima “mañanera del pueblo” anunció que esa sería una buena reunión.
Nada más le faltó decir, como en su Informe de Gobierno, aquello de que “vamos bien y nos va a ir mejor”, pero eso no pasó en la reunión de Palacio Nacional a la que asistieron también el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente; el de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, y el embajador de EU en nuestro país, Ronald Johnson.
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Estamos hablando de una reunión en términos muy cuidados, pero, ojo, no hubo ninguna firma, así, concreta sobre algún Acuerdo de Colaboración Binacional y solamente se habló del establecimiento de un grupo binacional de Alto Nivel.
Únicamente se registró un Marco de entendimiento, de esos que traen interlineado para leerse. Y la resistencia a firmar cualquier documento provino precisamente del gobierno de los Estados Unidos.
Voluntad diplomática de llevar las cosas públicamente en paz
No es nuevo ni exclusivo de Donald Trump, que el gobierno de Estados Unidos tenga un obsesivo propósito de enviar tropas a México.
Hace ya muchos ayeres, desde los tiempos del presidente Manuel Ávila Camacho, que se registra esta situación.
Asimismo, el comunicado de la importante reunión manifiesta una voluntad diplomática de llevar las cosas públicamente en paz, pero hasta ahí.
Podría señalarse entonces que la de ayer fue una reunión muy “light” en la que habría faltado llegar al fondo.
Está bien que, en dicho encuentro, la presidenta Sheinbaum haya privilegiado la defensa de la soberanía; desde luego que no le dijo al secretario Rubio aquella estrofa del Himno Nacional que hace unos días, en su gustadísima “mañanera del pueblo”, repitió la propia jefa del Ejecutivo de que “un soldado en cada hijo te dio”.
Estamos hablando, pues, de un Marco de entendimiento, pero esbozado de manera muy general.
O sea, no hubo tal firma de un acuerdo de seguridad, como Sheinbaum Pardo lo había anunciado y hasta presumido. Aquí lo que existe es una negativa de Estados Unidos a firmar un acuerdo para combatir el tráfico de drogas porque eso quita el amplio margen de maniobra que la Casa Blanca quiere tener en el tema.
Muy probablemente el secretario Rubio pensó: “México no nos va a obligar a comprometernos a nada”, de ahí que sus funcionarios seguirán la política que dicte, obviamente, Donald Trump.
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Reunión tensa
Entonces, de lo anterior puede inferirse que la relación entre nuestro país y el del norte está marcada por la asimetría que existe entre ambos países.
O sea, Estados Unidos quiere tener la sartén por el mango, como ha sido históricamente, porque México no está a su altura, además de que el vecino del norte bien puede actuar de manera totalmente unilateral en el combate al narcotráfico.
No puede descartarse que en la reunión se vivió tensión, y no por el “buscapié” que lanzó al presidente Trump a su contraparte mexicana halagando primero a Sheinbaum, diciéndole hasta “hermosa”, para luego lanzarle el balde de agua helada de que le tiene miedo a los cárteles del narcotráfico, sino porque EU tiene muchas demandas que hacerle a México: la principal, que endurezca su política en contra de los cárteles, especialmente en lo que tiene que ver con políticos mexicanos que tendrían vínculos con el narcotráfico.
Sí, esa misteriosa lista que hasta ahora no está demostrado que exista pero que ha puesto a temblar a varios gobernadores y políticos emanados del partido Morena.
Así que la demanda que Marco Rubio habría puesto en la mesa es que definitivamente nuestro país tiene que hacer algo respecto a los cárteles y su relación con los políticos.
Ahora bien, tan puede actuar unilateralmente el gobierno de Trump que la muestra es el bombardeo por parte de EU a una lancha que presuntamente llevaba droga del cartel Tren de Aragua, lo que puede interpretarse parafraseando como dice un conocido refrán:
“Te lo digo a ti, Maduro, para que lo entiendas Sheinbaum”.
¡Qué tal!
La tensión se volvió a manifestar cuando Marco Rubio preguntó sobre la relación que esta errada y llamada cuarta transformación, ahora en su segundo piso, guarda celosamente con dictaduras como las de Nicaragua o Cuba, a la que la presidenta les ha regalado petróleo a manos llenas, mediante contratos subsidiados o los médicos cubanos enviados a nuestro país, así como la propia Venezuela.
Ese es un tema que le preocupa seriamente al secretario de Estado del país norteamericano, porque Rubio quiere que México esté alineado perfectamente a los intereses de Estados Unidos. Y ante eso habrá que ver cuál será la reacción de Sheinbaum Pardo, sobre todo porque proviene de la izquierda. A ver qué pasa.
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