Cada año, desde 2006, miles de personas pelirrojas se reúnen en la plaza de Breda, en Holanda, para celebrar una fecha que nació gracias a la convocatoria de un fotógrafo y que con el tiempo se convirtió en todo un fenómeno cultural.
El cabello rojizo es un rasgo único y poco común, entre el 1 y 2 % de la población mundial lo posee. Su origen está en la mutación del gen MC1R, responsable de producir mayores niveles de feomelanina, el pigmento que define los tonos amarillos y rojizos tanto en la piel como en el cabello.
Este rasgo biológico también influye en otras características como que los pelirrojos sintetizan mejor la vitamina D, pero son más sensibles a los rayos UV, a los cambios de temperatura y al dolor.
El cabello rojo ha cargado con una larga lista de mitos y estigmas: Desde tiempos antiguos se les ha señalado, discriminado y hasta ridiculizado con apodos. Según algunos relatos, esta fama se remonta al ejército romano, que al intentar expandirse hacia el noreste de Europa encontró resistencia y bautizó con desprecio a esos guerreros como el “orgullo rojo”.
Con el tiempo, esta percepción se transformó en supersticiones que los asociaron con la mala suerte, una etiqueta injusta que los ha acompañado durante generaciones.
Las supersticiones más famosas sobre los pelirrojos
Asociados con la brujería: Durante la Edad Media, las mujeres de cabello rojizo eran vistas con desconfianza y, en muchos casos, acusadas de brujería. Se pensaba que ese tono encendido era una marca del demonio y prueba de un pacto con fuerzas oscuras.
Mal augurio al amanecer: En distintas regiones de Europa, cruzarse con un pelirrojo a primera hora del día estaba considerado un presagio de infortunios. Para muchos, ese simple encuentro bastaba para arruinar cualquier empresa o viaje.
Símbolo de infidelidad: En países como Alemania y Escocia circulaba la creencia de que los hijos pelirrojos eran fruto de la infidelidad de la madre. Esto provocó que se les mirara con desconfianza desde su nacimiento, cargando con un estigma social injusto.
Destino trágico: Algunos mitos afirmaban que quienes nacían pelirrojos estaban destinados a vidas turbulentas, marcadas por la mala fortuna o por un carácter difícil. Esta idea se reforzó en relatos populares y en la literatura de la época.
Sacrificios en el Antiguo Egipto: Documentos históricos mencionan que, en ciertos rituales, ofrecían a personas pelirrojas a los dioses como una forma de alejar desgracias o atraer buenas cosechas, un ejemplo extremo del temor que generaba este rasgo físico.
Ver esta publicación en Instagram







