Aquel 19 de septiembre de 1985, día de aquel terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter, Don Raúl Flores García era sepulturero en el Panteón Francés, donde actualmente, a un lado de la entrada, tiene un puesto de arreglos florales, los cuales vende a familiares que visitan en su tumba a sus difuntos.
Don Raúl tenía 20 años aquel 19 de septiembre de 1985 y de viva voz cuenta a amexi.com.mx una crónica de lo que vivió, de cómo se impresionó y de la incredulidad ante lo inesperado.
“Como que era un sueño, porque nunca habíamos vivido un momento como ese, nunca lo habíamos visto de tanta gente muerta, tanta destrucción de casas, edificios y en el centro fue más fuerte, porque eran edificios más grandes y era sorprendente ver todo esto”, compartió.
Recordó que la puerta pesada de acero del Panteón Francés cayó, varias partes de la pared perimetral también, capillas de las tumbas también rodaron, parte de la iglesia del recinto tuvo el mismo fin.

La caída de edificios generó la muerte de familias completas y quienes tenían su lugar en el panteón llegaron conforme encontraron sus cuerpos y fueron muchas personas, siendo a veces, siete cuerpos por día.
Cómo se cayó parte de la barda perimetral, fue contratado como velador y por eso compartió que “de día era panteonero sepultando los cuerpos y en la noche de velador”.
En ese entonces, apenas pasando el viaducto de lado sur, estaba el Parque IMSS de Beisbol y se dio cuenta que todos los cuerpos que no eran reconocidos por sus familiares fueron llevados y colocados sobre el terreno de juego.
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“Fue insólito, porque cuando pasaba y, como las puertas estaban abiertas, veía los montones de cuerpos con muchísimo hielo que les ponían encima”, compartió.
A don Raúl Flores García le tocó el temblor arriba del camión rumbo a su trabajo y, en el camino y ya en su sede laboral, vio toda la destrucción que generó el sismo del 19 de septiembre de 1985.