Previo a la entrega de los Premios Ariel en su edición 67 en Puerto Vallarta, el actor Joaquín Cosío se reunió con jóvenes universitarios para ofrecer la master class “Matar o morir” en el Centro Universitario de la Costa, de la Universidad de Guadalajara, en donde platicó sobre lo apasionante que es la actuación, cómo es que elige sus proyectos ahora y también cuales son los papeles que le falta por realizar como histrión.
Cosío tiene una amplia trayectoria dentro del cine y dio vida a personajes entrañables en filmes como “El infierno”, “Matando Cabos”, “Pastorela” y ahora dejará huella en la serie “Las muertas” de Luis Estrada y que ya está disponible en Netflix.
“Es una vocación inevitable yo una nunca tomé una decisión de ser actor, tendría que decirlo ocurrió en algún momento, hice teatro y algo pasó, me gustó y continué, tuve la suerte hice teatro y luego estaba ya en la Ciudad de México, ocurrió de una manera muy vertiginosa y tengo que decirlo muy afortunada”.
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Le gustaría interpretar a un homosexual
Pese a tener una veintena de producciones realizadas en las cuales sus personajes son tan diversos, aún le quedan papeles por explorar y expresó que le gustaría interpretar un personaje homosexual.
“Me gustan los personajes vulnerables, alejados de lo que soy. Me gustaría hacer un personaje de un homosexual porque tiene una complejidad impresionante, hacerlo a partir del estereotipo, pero a lo mejor hacerlo más real, que no quede en la caricatura vulgar y básica, hay que construir toda una personalidad”.
Durante la charla, platicó que los actores son muy vulnerables y sensibles y dio un ejemplo, cuando realizó “El Cochiloco” y en una de las escenas ve a su hijo en la ficción muerto: “Debes mentalizarte”, aunque confió que el personaje tuvo complejidad porque el director no lograba verlo en las escenas.
Supo que su anonimato terminó cuando lo reconocieron en el metro
Contó a manera de anécdota lo que sucedió en el metro en la estación Barranca del Muerto y que le hizo darse cuenta de que había salido del anonimato para ser reconocido como actor.
“La primera experiencia donde supe que iban a cambiar las cosas fue cuando yo me fui al metro de la Ciudad de México en una estación que se llama Barranca del Muerto, que es la más profunda, es decir bajas muchísimo para llegar al metro, muchas escaleras eléctricas y yo entré y antes de bajar vi a unos policías detrás de mí, entonces se me acercan y me preguntas si yo era Mascarita y dije ‘ah caramba esto me gustó’ porque la vida cambió bastante”.
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