A un año del inicio de la administración de Claudia Sheinbaum Pardo, la presidenta de Causa en Común, María Elena Morera Mitre, advirtió que el principal dilema de la mandataria en materia de seguridad se encuentra en “navegar entre dos fuegos”: la creciente presión de Estados Unidos para que México combata al crimen organizado y la presencia de redes de macrocriminalidad vinculadas con actores políticos de su propio movimiento.
“Hasta hoy, la presidenta ha buscado mantener un equilibrio, pero no ha querido ir hasta arriba en la cadena de responsabilidades. La presión externa es clara y constante, mientras que al interior persisten complicidades que limitan la acción gubernamental”, señaló la activista en entrevista con AMEXI.
Seguridad híbrida: avances y limitaciones
Morera reconoció que el gobierno ha dado un paso relevante al rearmar capacidades civiles con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), encabezada por Omar García Harfuch.
“La diferencia respecto al sexenio pasado es que ahora vemos cuadros técnicos con énfasis en coordinación e inteligencia, lo cual es positivo”, dijo.
No obstante, advirtió que este esfuerzo convive con una fuerte inercia militar: Marina y Sedena continúan controlando la infraestructura estratégica del país, definiendo un modelo que calificó como de “seguridad híbrida”.
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Justicia local, el eslabón débil
La activista apuntó que sin un fortalecimiento de las policías y fiscalías estatales no será posible garantizar justicia a las víctimas.
“La gran mayoría de los procesos se lleva a cabo a nivel local y ahí seguimos viendo instituciones débiles, además de un Poder Judicial sin independencia ni eficacia”, criticó.
Aunque reconoció que la coordinación entre Guardia Nacional y corporaciones locales ha permitido más de 30 mil detenciones, cuestionó la falta de información sobre cuántos casos derivaron en procesos judiciales efectivos.
Homicidios, desapariciones y silencio oficial
Morera Mitre señaló que, si bien las cifras de homicidios muestran un ligero descenso, persisten dudas sobre la confiabilidad de los datos.
“No sabemos si el homicidio baja porque desaparecen más personas. Hoy tenemos más de 133 mil desaparecidos y la presidenta guarda absoluto silencio sobre ellos”, enfatizó.
Extorsión: impuesto criminal invisible
La presidenta de Causa en Común también alertó sobre la expansión de la extorsión, que definió como “el delito de alto impacto que más ha crecido” y que se ha convertido en un “impuesto criminal cotidiano” en tianguis, transporte, comercio, agricultura y construcción.
“El impacto económico y social es enorme, pero al ser atomizado y con víctimas sin poder mediático, el tema tiene poca visibilidad. No sabemos si las políticas recientes van contra las redes de macrocriminalidad o solo contra los cobradores de menor rango”, explicó.
Complicidades internas y dilema político
En su análisis, Morera señaló que además de la presión de Washington, Sheinbaum enfrenta el reto de deslindarse de actores cercanos a su movimiento que, según investigaciones públicas, estarían implicados en tramas de corrupción y contrabando.
“Tenemos a exfuncionarios de seguridad, hacienda y aduanas, además de figuras como Adán Augusto López y Mario Delgado, que han estado señalados en estos entramados. La presidenta deberá decidir si dará un golpe de timón para mostrar que realmente va por los niveles más altos de las redes criminales”, apuntó.
Reforma judicial y gobernabilidad
Maria Elena Morera también se refirió a la reciente reforma judicial que convierte en electivos los cargos de jueces, magistrados y ministros.
Si bien reconoció que promete democratizar la justicia, alertó que “abre enormes interrogantes sobre cómo blindar al sistema de presiones partidistas y del crimen organizado”.
Finalmente, recordó que la alta aprobación presidencial no garantiza estabilidad institucional.
“La gobernabilidad no depende de encuestas, sino de la capacidad para acotar poderes fácticos y sostener el Estado de derecho. Hoy vemos claroscuros: avances técnicos en seguridad, pero falta un sello propio de la presidenta que no dependa de la inercia militar ni del legado de su antecesor”, concluyó.