La denuncia en transmisión en vivo desata indignación
Una ola de indignación y tristeza sacudió a la comunidad de Tijuana y al gremio deportivo tras el deceso de «El Chicles”, el lomito que se convirtió en un emblema de resiliencia. Rescatado de las calles en 2018 por el maratonista Héctor Hernández, pasó de ser un perro abandonado a convertirse en un ícono querido, famoso por correr carreras de 5K y 10K.
El deceso de «El Chicles» terminó de forma abrupta y violenta. El fallecimiento, confirmado por Hernández en una desgarradora transmisión en vivo a través de sus redes sociales el pasado 30 de septiembre, se realizó desde la clínica veterinaria donde los esfuerzos médicos no lograron salvarlo. El video se convirtió en un clamor viral que expuso la cruel realidad del suceso.
Con una rabia palpable y un dolor incontrolable, el corredor de larga distancia no dudó en señalar a un responsable, apuntando a una acción criminal. La cita del live que ha impactado a miles de usuarios resume la gravedad del hecho: “Solo les informo que alguien muy malo, alguien de un corazón muy malo, envenenó al Chicles. Chicles ha fallecido”. El dueño insistió: “Esto no fue un accidente. Fue con mala intención. Aquí hubo mano negra, mi ‘Chicles’ no merecía morir así, envenenado”.

LEER:SCJN niega amparo a santera y avala prisión por sacrificio de animales
Un ícono honrado en vida y asesinado en casa: exigen castigo
La importancia de «El Chicles» en la ciudad se debe a su inspiradora trayectoria. Su historia de tenacidad le valió reconocimientos en vida que pocos logran. Prueba de ello es el mural en su honor inaugurado en el bulevar Benítez y el corrido compuesto por artistas locales, muestras de un cariño popular que lo elevó a la categoría de ícono social. Su figura se usaba constantemente como un estandarte de la adopción responsable y el respeto hacia los animales en la región.
El presunto envenenamiento es el segundo ataque documentado contra la mascota. En el año 2023, «El Chicles» ya había sido víctima de una agresión donde sufrió una lesión profunda en el rostro. Estos antecedentes han solidificado la convicción de la comunidad de que el lomito fue un blanco de malicia y que su muerte no puede ser catalogada como un simple accidente.

Para sustentar la denuncia de homicidio animal y asegurar que el crimen no quede impune, Héctor Hernández entregó los restos del lomito a la Fiscalía General del Estado (FGE). Este paso es fundamental, ya que permite la realización de una necropsia detallada con el objetivo de confirmar la presencia de cualquier sustancia tóxica. El resultado de los análisis forenses determinará la causa exacta del deceso, la cual servirá como prueba irrefutable para llevar el caso ante la ley, un proceso que se estima podría tardar cerca de cuatro días.
Mientras se esperan los resultados, la comunidad tijuanense, de luto por su icónica mascota, se ha volcado a las redes y a los puntos de homenaje (como su mural) para exigir que la FGE investigue con celeridad y aplique todo el peso de la ley contra el o los responsables de este acto de crueldad extrema.
Lee: Proponen padrón nacional para frenar la violencia contra los animales