Más de 10 mil personas se movilizaron este jueves desde la Plaza de las Tres Culturas hasta el Zócalo capitalino, en conmemoración del 57 aniversario de la masacre del 2 de octubre de 1968. La marcha, convocada por organizaciones estudiantiles, colectivos de derechos humanos y agrupaciones populares, reafirmó la vigencia de la memoria como herramienta de exigencia y transformación.
Durante el recorrido, se expresaron múltiples demandas: justicia para las víctimas del 68, alto a la represión policial, desmilitarización de la vida pública, y garantías efectivas para el derecho a la protesta. Diversas intervenciones artísticas, mantas, consignas y carteles recordaron que “ni perdón ni olvido” sigue siendo un grito vigente.
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Tensiones y narrativas en disputa
Si bien la jornada transcurrió mayoritariamente de forma pacífica, medios oficiales reportaron incidentes entre un grupo minoritario de manifestantes y elementos de seguridad. La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) informó que 94 policías resultaron lesionados y que se abrió una carpeta de investigación por presuntos delitos cometidos durante la movilización.
Organizaciones de derechos humanos, presentes en la ruta, señalaron la necesidad de distinguir entre expresiones simbólicas de protesta —como pintas o performance— y actos que pudieran constituir delitos, evitando generalizaciones que criminalicen a quienes ejercen su derecho a manifestarse.
Acompañamiento y vigilancia ciudadana
La marcha contó con la presencia de brigadas de observación de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, así como de colectivos de acompañamiento legal y médico. Estos grupos documentaron el actuar policial y ofrecieron atención a personas afectadas durante el recorrido.
Aunque el gobierno capitalino reiteró su compromiso con el derecho a la libre manifestación, diversas voces ciudadanas cuestionaron el despliegue de más de mil 500 elementos de seguridad, señalando que la presencia masiva de cuerpos policiales puede generar tensiones innecesarias y desincentivar la participación.
Memoria viva, exigencia presente
Al cierre de la jornada, familiares de víctimas del 68, estudiantes y activistas realizaron un mitin en el Zócalo, donde se leyeron pronunciamientos, se encendieron velas y se exigió justicia para los crímenes del pasado y del presente. “La memoria no se negocia”, expresó una joven oradora. “Hoy marchamos por quienes ya no están, pero también por quienes siguen siendo reprimidos por alzar la voz”.