Alejandro Fernández cerró su gira “De Rey a Rey” con un lleno total en el Estadio GNP. Frente a 65 mil personas, el Potrillo ofreció un concierto que no solo marcó el fin de una etapa, sino también un viaje emocional por su historia familiar y musical con invitados especiales como su hija Camila Fernández, el cantautor Edén Muñoz y la cumpleañera Yuridia.
Era su tercera vez en ese escenario: una de ellas la compartió con su padre, Vicente Fernández, a quien volvió a homenajear en una noche donde el mariachi y las memorias se fundieron con la voz del público.
El mariachi se alistó, las luces se atenuaron y una voz femenina apareció sobre el escenario, era Camila Fernández, hija de “El Potrillo”, quien con voz suave y firme abrió el espectáculo que tendría una duración de cerca de tres horas.
VELADA INOLVIDABLE
Posterior a interpretar un par de canciones que han sido éxito en voz de otros cantantes, la joven interprete dio paso a presentar, con orgullo, a quien hoy es heredero de una de las máximas herencias de la música ranchera: Alejandro Fernández, quien dejo la canas atrás y mostró un look que lo hacía ver más joven.
“No me sé rajar”, “Hermoso cariño” y “Lástima que seas ajena” fueron la apertura de este viaje de recuerdos al legado de su padre Vicente Fernandez: “Es un orgullo volver a este lugar donde ya me había presentado dos veces antes, una con mi padre. Se grabó un disco en vivo aquella noche, fue maravillosa”, dijo emocionado. “Se me enchina la piel al recordarlo.”
El público respondió con aplausos y con la complicidad que siempre han tenido hacia él, corearon “Estos celos”, “Un millón de primaveras”, “De qué manera te olvido”, que han sido iconos de la música mexicana.
EL PRIMER INVITADO NO DECEPCIONÓ
“Decepciones”, junto a Edén Muñoz, trajo el primer momento de colaboración de la noche. Más adelante llegarían “La ley del monte” y “Cantador–Mi amigo Tordillo”, antes de ceder el escenario nuevamente a su hija.
“Como han pasado los años… este fue un lugar muy especial para mí y ahora que estaba mi cachorra cantandoy cómo la recibieron, no tengo palabras”, para después cantar a su lado “Fue un placer conocerte” y “Siempre estoy pensando en ti” de Juan Gabriel, momento que fue aplaudido por el público.
A este momento padre e hija, le siguieron los temas “Que te vaya bonito”, “Por tu maldito amor”, “Mi ranchito”, “Acá entre nos”, “Volver, volver” y “El Rey”.
Hasta ese momento la multitud ya era un solo coro. Miles de voces replicando el eco de Vicente. Per llegó “A mi manera”. Las luces bajaron. Alejandro se detuvo, su voz se quebró. Se le nublaron los ojos y cantó a su padre, mirando hacia arriba.
Al finalizar la interpretación, el mariachi salió al escenario para interpretar “El Son de la Negra” mientras él cantante aprovechaba para cambiarse de ropa.
NUEVO AIRE, MISMO CORAZÓN
Más relajado, retomó con “Estuve”, “Hoy tengo ganas de ti” —nuevamente acompañado por Camila— y luego “Qué voy a hacer”, “Qué lástima” y “Te olvidé”.
“Estamos sacando canciones del cajón y del baúl de los recuerdos”, dijo antes de entonar “Si tú te vas”, que grabó hace más de veinte años.
El público no dejó de corear. Cada tema traía consigo un fragmento de su historia. “Abrázame”, “Tantita pena” y “Eso y más” marcaron una nueva oleada de emoción.
LAS MAÑANITAS A YURIDIA
Uno de los momentos más sorpresivos llegó cuando Yuridia subió al escenario para cantar “No lo beses” junto a Fernández. Al terminar, el mariachi inició “Las Mañanitas”.
Era el cumpleaños de la cantante, por lo que Alejandro le llevó un pastel y las 65 mil personas la felicitaron al unísono: “Gracias, qué hermoso regalo”, respondió Yuridia conmovida antes de abandonar el escenario entre aplausos y aunque la cantante no quiso morder el pastel, Fernández tocó su nariz con un poco de merengue, a lo que ella respondió entre risas “Qué excitante”.
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El concierto continuó con fuerza. “Sé que te duele”, “Te voy a perder”, “Canta corazón”, “Me dediqué a perderte” y “Se me va la voz” hicieron vibrar el recinto. Cada verso encontraba respuesta inmediata del público.
EL ADIÓS Y EL REENCUENTRO
Para el cierre, Fernández volvió al ruedo con un repertorio que resumía su carrera y su esencia ranchera: “Caballero”, “No”, “Me está doliendo”, “Mátalas”, “Las botas de charro” y “Como quien pierde una estrella”. Entre cada canción, sonrisas, lágrimas y un aplauso que se volvió ovación.
El Potrillo cerró así su gira “De Rey a Rey”. Un título que hoy cobra otro sentido. Más que un espectáculo, para Fernández fue un reencuentro con su historia, con su público y con la herencia de su padre.
