Entre el golpeteo del cincel y los martillos sobre la piedra, los canteros de Chimalhuacán mantienen viva una de las tradiciones más antiguas del Estado de México. A pesar del crecimiento urbano y la modernidad, estos artesanos tallan esculturas, fuentes, columnas y figuras religiosas que integran el patrimonio cultural de la región.
En los barrios de Xochiaca, San Agustín o Acuitlapilco existen talleres improvisados donde mujeres y hombres, cubiertos de polvo blanco, dan forma a bloques de piedra que extraen del cerro El Chimalhuache. El oficio se transmite de generación en generación y las familias lo consideran una herencia sagrada que da identidad al municipio.
Esta tradición no solo sustenta económicamente a cientos de familias, sino que también expresa una manifestación artística que ha traspasado fronteras. Obras talladas por manos locales han llegado a otros estados e incluso al extranjero, donde el público reconoce su calidad y detalle.
Sin embargo, los canteros enfrentan retos cada vez mayores. La disminución de los bancos de piedra, el encarecimiento de las herramientas y la competencia con materiales como el concreto o la resina afectan su producción. Muchos talleres operan con recursos limitados y sin apoyos formales, por lo que dependen de encargos esporádicos o ferias artesanales.
“El trabajo es pesado, pero nos da orgullo y sustento. Mi abuelo fue cantero, mi padre también, y yo quiero que mis hijos sigan, aunque cada vez menos jóvenes muestran interés”, comenta Rogelio Hernández, maestro artesano con más de 40 años de experiencia.
Cooperativas, asociaciones y apoyo municipal
A pesar de las dificultades, los canteros se organizan para mantener viva la tradición. Algunos formaron cooperativas o asociaciones que les permiten ofrecer sus productos de manera colectiva y proteger sus derechos laborales. Otros utilizan redes sociales para difundir su trabajo y atraer clientes.
El legado de la cantera chimalhuacana impregna la arquitectura local. Monumentos como la Plaza de la Identidad, el Guerrero Chimalli y diversas esculturas que adornan parques y avenidas surgieron de manos locales, como testimonio del talento artesanal que distingue al municipio.
Como reconocimiento a esta labor, el gobierno municipal de Chimalhuacán ofrece a los canteros espacios como la Feria Metropolitana para exhibir y vender sus obras. También planea talleres de capacitación, ferias artesanales y convenios con instituciones culturales que promuevan su trabajo y mejoren sus ingresos.
Con estas acciones, las autoridades buscan impulsar la economía local y preservar una de las expresiones culturales más valiosas del Estado de México, donde la piedra sigue narrando historias de esfuerzo, arte y resistencia.
Lee: Feria de Tecámac 2025 mostró riqueza cultural de la región mexiquense