Sam Rivers, el bajista y alma rítmica de Limp Bizkit, falleció a los 48 años, dejando un vacío imposible de llenar para el nu-metal y para miles de fanáticos que crecieron con su sonido.
Durante más de tres décadas, Rivers no solo marcó el compás de una banda que definió una era: fue también el cimiento de una generación que encontró en su música rabia, refugio y catarsis. Su bajo no era solo un instrumento, era un lenguaje. Cada nota que tocaba hablaba por millones.
La banda confirmó la noticia con un emotivo mensaje en redes sociales, describiéndolo como “el latido del corazón” de esta banda: «hoy perdimos a nuestro hermano. Nuestro compañero. Nuestro latido».
“Sam Rivers no era solo nuestro bajista; era pura magia. El pulso de cada canción, la calma en el caos, el alma en el sonido. Desde la primera nota que tocamos juntos, Sam aportó una luz y un ritmo insuperables. Su talento era espontáneo, su presencia inolvidable, su corazón enorme”, escribieron.
Nacido en Jacksonville, Florida, Rivers fue parte fundamental en la formación de Limp Bizkit en 1994, junto al vocalista Fred Durst y el baterista John Otto. Posteriormente se unieron Wes Borland (guitarra) y DJ Lethal (turntablista), dando forma a uno de los grupos más representativos del movimiento nu-metal de finales de los 90 y principios de los 2000.
El bajo de Rivers fue un elemento esencial en éxitos como «Break Stuff», «My Generation», «Rollin’» y «Re-Arranged», aportando un sonido característico que fusionaba agresividad con groove, y ayudando a consolidar un estilo que marcó a una generación.
Su presencia escénica, profesionalismo y habilidad técnica lo convirtieron en una figura respetada dentro del circuito del rock alternativo y metal.
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Sus problemas de salud y el regreso a la banda
En 2015, Rivers se alejó temporalmente de Limp Bizkit tras ser diagnosticado con una enfermedad hepática derivada del consumo de alcohol.
En 2017 se sometió a un trasplante de hígado, y logró recuperarse para regresar a la banda un año más tarde.
Desde entonces, continuó participando en giras y en la grabación de nuevos materiales, incluyendo el más reciente álbum del grupo, “Still Sucks” (2021), que marcó un retorno estilístico a sus raíces.
Aunque no se especificaron las causas de la muerte, medios especializados atribuyen su fallecimiento a una “larga batalla contra el cáncer”, sin que se detallara el tipo exacto ni las circunstancias precisas de su partida.
En marzo de 2024, Limp Bizkit visitó Chile para encabezar el festival Lollapalooza Chile. Ahí, Rivers apareció con una camiseta que decía “fuck cancer”, lo que hace pensar que fue un gesto público de su combate personal contra esa enfermedad.
La noticia de su fallecimiento generó de inmediato una ola de reacciones en redes sociales por parte de colegas músicos, fans y medios especializados.
Figuras del nu-metal y el rock alternativo destacaron su influencia en la escena y su papel como uno de los bajistas más sólidos de su generación.
Con su fallecimiento, Sam Rivers deja un vacío importante en el universo del nu-metal. Su estilo, marcado por una fusión de técnica y actitud, sigue siendo referencia para bajistas del género.