En medio de un ambiente tenso, tras el asesinato del líder limonero Bernardo Bravo Manríquez, se realizó en Apatzingán la Sesión Solemne del Congreso de Michoacán por el CCXI Aniversario de la Sanción del Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana.
Este acto, que tradicionalmente se distingue por su carácter público, esta vez estuvo marcado por el blindaje policial, el cierre de accesos y la ausencia de participación ciudadana.
Todo se realizó en medio de un fuerte operativo de seguridad, por tierra y aire, una valla policiaca para blindar el acceso y la protesta de algunos diputados porque no se canceló la sesión, luego del homicidio del líder limonero.
Elementos de la Guardia Civil y policías estatales impidieron el acceso a ciudadanos e incluso a invitados oficiales, pese a que algunos contaban con invitaciones digitales con código QR, lo que generó la molestia de legisladores y asistentes, quienes, en protesta por el reciente asesinato, abandonaron la sesión.
Sin ánimo de celebrar
“Hoy no hay nada que celebrar”, expresó el diputado Guillermo Valencia Reyes al abandonar el acto en medio de aplausos y consignas. Desde el podio, responsabilizó a los mismos grupos del crimen organizado “que asesinaron a Hipólito Mora” y exigió resultados a las autoridades.
Durante la protesta, los legisladores desplegaron pancartas con mensajes como “Menos #JaloFest, más seguridad”, “Michoacán libre de cuotas”, “Todos somos Berna” y “Justicia para Sergio y Berna”, en referencia tanto al activista asesinado, como a otras víctimas de la violencia reciente en Tierra Caliente.
La tensión también se reflejó en el ambiente educativo: al menos seis escuelas locales se negaron a participar en el desfile cívico posterior a la sesión, argumentando falta de condiciones de seguridad y solidaridad con el sector limonero.
Pese a las protestas, la ceremonia se celebró con la presencia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, el presidente del Poder Judicial, Hugo Gama Coria, y el titular de la Fiscalía General del Estado, Carlos Torres Piña, entre otros funcionarios.
La primera Constitución de México
La Constitución de Apatzingán, promulgada el 22 de octubre de 1814 por el Congreso del Anáhuac, fue el primer documento constitucional de México independiente, aunque nunca entró en vigor debido a la guerra.
Se basó en los ideales de la Ilustración y las constituciones de la época, y proponía un gobierno republicano con división de poderes, soberanía popular, y derechos como la igualdad, la libertad, la propiedad y la felicidad.
A pesar de su ineficacia práctica, sentó las bases para la Constitución de 1824 y simboliza un paso fundamental hacia la independencia.
Características principales
Soberanía popular: Estableció que el poder reside en el pueblo, quien tiene el derecho de establecer, modificar o abolir su gobierno.
División de poderes: Proponía una separación entre los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial para evitar la tiranía.
Gobierno supremo: Proponía un gobierno compuesto por tres personas con igual autoridad (José María Cos, José María Liceaga y José María Morelos), con una alternancia de sus funciones cada cuatro meses.
Derechos fundamentales: Garantizaba derechos como la libertad, la propiedad, la igualdad y la seguridad, además del derecho a la felicidad.
Abolición de la esclavitud: Prohibió la esclavitud y la discriminación por castas.
Igualdad ante la ley: Se estableció que la ley era igual para todos y que los actos de los funcionarios que no respetaran la ley eran considerados tiránicos.
Legado e importancia
Aunque la Constitución no se aplicó debido a la continuación de la lucha de independencia, inspiró directamente la futura Constitución federal de 1824.
Es un símbolo de la lucha por la independencia y la búsqueda de un país soberano, justo y libre.
Justamente Frente a la Casa de la Constitución, donde hay documentos oficiales de la Carta Magna, ropa y objetos de José María Morelos y Pavón, se lleva a cabo el evento de aniversario.
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