Lo que no ves de la Fórmula 1 Gran Premio CDMX
Mientras miles de personas celebran la Fórmula 1 Gran Premio de la Ciudad de México, para otros el certamen automovilístico genera caos, sobre todo en las colonias cercanas al Autódromo Hermanos Rodríguez. Lo que para unos es espectáculo, para otros es encierro: calles cerradas, transporte desviado y vecinos atrapados.
Desde las primeras horas del viernes, patrullas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) tomaron calles y avenidas en Ignacio Zaragoza, Jardín Balbuena, Agrícola Oriental, Ramos Millán, Granjas México, Paseos de Churubusco y Agrícola Pantitlán. El operativo busca proteger a los asistentes del evento. Pero en el intento, cercó a miles de residentes.
“No hay paso”: el transporte se desvanece
Las rutas del transporte público fueron desviadas sin previo aviso. Camiones que conectan con el metro Puebla o Velódromo dejaron de pasar. Las personas esperaron durante horas, sin saber si podrían salir de sus colonias.
“Llevo casi una hora esperando el camión que va al metro Puebla y no pasa. El tráfico es terrible. Una señora me dijo que no hay paso porque cerraron los policías para que pudieran pasar los riquillos que vienen al evento”, cuenta una vecina de Agrícola Oriental.
“Todo el lugar es de locos. Todos quieren pasar y nadie se da el paso. Los policías dan el paso sin ver que están atorados. Luego chocan y no hacen nada”, agrega Adela, desde Jardín Balbuena.
Estacionamientos convertidos en negocio informal
En Ignacio Zaragoza, la alcaldía Venustiano Carranza entregó pases de acceso para que los colonos pudieran rentar sus espacios de estacionamiento. Pero la medida, lejos de ordenar, desató abusos.
“Hay vecinos que se adueñan de las calles y cobran por un lugar para estacionarse. También aparecen muchos viene-viene que abusan y cobran 300 o 400 pesos por el espacio”, denuncia la dueña de una tienda local.
Las calles se convierten en zonas de negocio. No hay regulación, no hay supervisión. Solo hay oportunidad para quien puede cobrar, y frustración para quien necesita transitar.

Emergencias bloqueadas: el caso de Margarita
En Gabriel Ramos Millán, Margarita espera desde la mañana un tanque de oxígeno para su madre, suministrado por el IMSS. El vehículo no ha llegado. Las calles están cerradas. Las ambulancias no pasan.
“Desde ayer iban a venir, pero como todo está bloqueado, dudo que lleguen. El problema es que, si se pone mal mi mamá, si hay una emergencia, ¿cómo van a pasar las ambulancias?”, pregunta, sin respuesta.
La Fórmula 1 no solo interrumpe el tránsito. Interrumpe la atención médica, la rutina de cuidados, la posibilidad de respuesta ante una urgencia.
La CDMX que la Fórmula 1 no permite ver
Durante tres días, las colonias cercanas al autódromo se transforman. No hay paso, no hay transporte, no hay silencio. Hay ruido, hay filas, hay tensión. Hay policías que no explican, hay organizadores que no escuchan, hay vecinos que no pueden salir.
“Cada año es lo mismo. El acceso está bloqueado, hay policías y organizadores por todos lados, vehículos oficiales en doble y hasta triple fila. El tráfico, que suele ser tranquilo, se vuelve un caos”, comenta una residente.
“Nadie ve lo que padecemos durante los tres días de la F1. Nadie se preocupa. La verdad, lo mejor es no salir y quedarse en casa”, concluye otra vecina.
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¿Quién planea para los que no corren?
Vecinas y vecinos reconocen que el evento tiene impacto económico. Saben que hay turismo, inversión, visibilidad. Pero también saben que sus calles no son pistas, que sus casas no son gradas, que sus vidas no pueden ponerse en pausa.
La ciudad no puede celebrarse a costa de quienes la habitan. La planeación urbana no puede ignorar la vida cotidiana. Y los derechos de movilidad, salud y seguridad no pueden suspenderse por un evento, por muy internacional que sea.







