En reconocimiento a su trayectoria fotográfica que retrata de una manera poética su manera de ver a México, su cultura y su gente, la fotógrafa Graciela Iturbide fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, en Oviedo, España, por su “mirada innovadora y dotada de una extraordinaria profundidad artística”.
En su discurso de agradecimiento, la fotógrafa Graciela Iturbide señaló que ha pasado más de medio siglo de su vida, “mirando el mundo por una ventanita que apenas mide unos escasos centímetros cuadrados”.
Por ello, considera que «el arte fotográfico no conoce fronteras, ni tiene pasaporte, ni tiene visas, por más que algunos hombres poderosos pretendan limitar el libre tránsito entre los países y cortar la libertad de pensar y de crear».

El trabajo de Graciela Iturbide en el mundo
Ejemplo de lo anterior es el impacto que tiene su visión fotográfica en el imaginario de la sociedad mexicana y en el de las personas que han tenido la oportunidad de ver sus exposiciones en Estados Unidos, Francia, España, Suiza y Reino Unido, entre otros países.
Los trabajos más recordados de Iturbide que muestran desde un ojo respetuoso y poético a las comunidades indígenas son “Juchitán de las mujeres”, realizado en 1989 en el corazón de la cultura zapoteca en Oaxaca, en el que surgió la fotografía Nuestra Señora de las Iguanas.

Asimismo, «Los que viven en la arena», proyecto encomendado por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, que dio vida a la foto Mujer Ángel, tomada en el pueblo Seri, en el desierto de Sonora.

«La fotografía no es la verdad, sino la interpretación de una realidad»
Para Graciela Iturbide, «la fotografía no es la verdad, sino la interpretación de una realidad que cada artista aprehende en su función de sus conocimientos, sus emociones, sus sueños y su intuición» y una forma de «mirar sin que el dolor abrume» que captura con su cámara análoga en blanco y negro.
Su gusto por la fotografía surgió de la espontaneidad, ya que su deseo era convertirse en directora de cine, por lo que ingresó al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la Universidad Autónoma de México en 1969, donde conoció al fotógrafo Manuel Álvarez Bravo de quien se hizo su asistente y aprendió el arte de la paciencia, enseñanza que también recordó en su discurso de aceptación:
«A mi maestro Manuel Álvarez Bravo le debo el consejo más decisivo para volverse un buen fotógrafo: ‘no hay que apresurarse, decía él, hay tiempo, hay tiempo’. La fotografía es el arte que lidia, principalmente con el tiempo, que lo desafía, lo fija y, a veces, también lo mata.»

“Ojalá que los jóvenes de mi generación se detengan a mirar sus fotografías”: Princesa Leonor
Por su parte, la Princesa Leonor de Borbón, quien encabezó la entrega del Premio, mencionó “ojalá que los jóvenes de mi generación se detengan a mirar sus fotografías”. De parte del jurado, se especificó que su obra es profunda, respetuosa y evocadora:
“La obra de Graciela Iturbide, en blanco y negro, combina lo documental con un sentido poético de la imagen. A través de su cámara capta la vida cotidiana de México, con una mirada profunda, respetuosa y evocadora. Sus imágenes no solo muestran lo que ve, sino también lo que siente. Cada fotografía tiene una carga emocional y cultural que nos invita a mirar más allá de lo visible”, señaló Miguel Zugaza Miranda, historiador del arte español y miembro del jurado.
En la misma ceremonia, el Museo de Antropología e Historia también recibió el Premio Princesa de Asturias en la categoría Concordia por ser “un espacio de reflexión sobre la herencia indígena de la nación mexicana, que está considerado como un referente global en el estudio de la humanidad, debido a su compromiso con la divulgación, la investigación y la preservación del patrimonio cultural”.

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