Con el lema “Huellas de nuestra historia: Migraciones, exilios, refugio y desplazamientos”, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) celebra su 28 Festival Universitario de Día de Muertos, y su Megaofrenda 2025 es un tributo a los fieles difuntos y un espejo de la movilidad humana que ha forjado identidades colectivas.

“La migración ha fortalecido a muchos países, ha permitido el desarrollo del conocimiento y ha construido sociedades más resilientes. Por todo eso y porque hoy son comunidades en alto riesgo, dedicamos esta megaofrenda a las personas migrantes, exiliadas, refugiadas y desplazadas”, dijo Leonardo Lomelí Vanegas, rector de la UNAM.
Durante la inauguración del XXVIII Festival Universitario de Día de Muertos #MegaOfrendaUNAM2025, indicó que a lo largo del tiempo, quienes llegaron a nuestro país buscando refugio o una nueva oportunidad han fortalecido a la Universidad y al país. Su presencia demuestra que la diversidad no debilita, sino que amplía horizontes y construye saberes compartidos. “La UNAM es grande porque ha sabido acoger a múltiples exilios que la han enriquecido”.
Dijo que “las personas migrantes, refugiadas o desplazadas viven hoy en alto riesgo. Es fundamental visibilizarlas, reconocer sus derechos y recordar que su experiencia nos hace más humanos, más fuertes y más diversos.
Múltiples rostros y significados
A su vez, Fernando Macedo Chagolla, secretario de Servicio y Atención a la Comunidad Universitaria, comentó que el tema “Migraciones, exilios, refugio y desplazamientos” es la piedra angular de esta exposición que refleja, desde distintas perspectivas, los problemas sociales de nuestra vida cotidiana a través del arte y la cultura.
“La migración es tan antigua como la humanidad misma y hoy cobra una relevancia mayor frente a la intolerancia y el rechazo al diferente. Por eso, la Universidad dedica esta megaofrenda a visibilizar sus múltiples rostros y significados”, apuntó Joaquín Narro Lobo, director general de Atención a la Comunidad.
Casi todos, en algún momento, hemos vivido procesos de exilio, refugio o desplazamiento, y hemos encontrado un lugar donde convergemos y formamos nuevas comunidades. La Universidad es ese espacio común que sentimos como nuestra casa, agregó María Soledad Funes Argüello, coordinadora de la Investigación Científica, UNAM.
México ha demostrado que, a pesar de las dificultades, mantiene su fe en hacer que las personas forzadas a huir se sientan en casa. La ignorancia es la mejor amiga de la xenofobia. Conozcamos las historias de esas personas y descubriremos valentía, cultura y riqueza señaló en tanto, Giovanni Lepri, representante de ACNUR en México.
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Altar colectivo en el Museo Universum
Del 31 de octubre al 2 de noviembre, de 11:00 a 21:00 horas, la explanada del Museo Universum es un vasto altar colectivo, gratuito y accesible, donde facultades, escuelas y dependencias universitarias despliegan ofrendas monumentales que narran historias de partida y llegada.
Esta edición, organizada por la Coordinación de Actividades Culturales de la UNAM, es canalizada en su totalidad a la temática de quienes cruzan fronteras en busca de asilo, y sobre los mexicanos que, con solidaridad, les abren las puertas.
“La movilidad humana es una realidad cotidiana en el siglo XXI, ya sea por razones políticas o ambientales”, anota el sitio oficial del festival, que ya anticipa miles de visitantes en un espacio que fusiona arte, memoria y crítica social.
Múltiples ofrendas
La Mega Ofrenda no es un solo altar, sino un conjunto colaborativo que integra elementos tradicionales, como flores de cempasúchil, velas, pan de muerto y papel picado, con representaciones artísticas contemporáneas que evocan rutas migratorias, memorias colectivas y símbolos de esperanza.
La estructura principal, un altar monumental que integra todas las contribuciones. Representa “huellas” como pisadas en arena o barro, simbolizando desplazamientos forzados y refugios. Incluye niveles tradicionales (tierra, agua, aire y fuego) adaptados al tema.
Hay altares colaborativos de las facultades; se trata de múltiples mini-ofrendas temáticas, como las de exilios indígenas o climáticos, que destacan por su diversidad cultural y participación estudiantil.
En la explanada de Universum con su conexión al Circuito Cultural, por ejemplo, la Facultad de Ingeniería presenta “México y los ingenieros del exilio republicano español”. Es un altar que honra a los científicos españoles que, tras la Guerra Civil de 1936-1939, enriquecieron la academia mexicana con su conocimiento en hidráulica y arquitectura.
Imágenes de estos pioneros, junto a mapas de rutas migratorias y elementos como velas y sal, evocan el ciclo de la vida y la muerte, recordando cómo el exilio forjó instituciones como el IPN y la propia UNAM.
“Caminos de inclusión, memoria y esperanza” es una ofrenda que celebra a quienes superan barreras físicas e intelectuales, con copas de agua por las lágrimas de los migrantes, pan de muerto por la resiliencia compartida, invitan a los visitantes a dejar mensajes en un muro colectivo, transformando el duelo en diálogo.
También se desarrollan concursos
El Concurso Universitario de Calaveritas Literarias, abierto a toda la comunidad UNAM, premia versos satíricos que visibilizan experiencias de exilio, con galardones de hasta 3 mil pesos. El certamen de Relatos Breves “Nuevos paisajes” invita a narrar aportes de refugiados en México; desde cocineros libaneses hasta artistas sirios. Se reciben temas hasta el 4 de noviembre.
El Concurso de Videocortometraje “¿Y tú qué llevarías en la maleta?» recibe trabajos de 45 a 120 segundos, con las rutas de desplazados fallecidos, documentando contextos históricos y vidas reconstruidas. Por ejemplo, un corto sobre un periodista afgano que halló refugio en México antes de partir para siempre.
Aquí los premios son de hasta 4 mil 500 pesos. Los trabajos se proyectan durante el festival, acompañados de talleres de guionismo que exploran cómo el cine puede preservar memorias olvidadas. La inscripción sigue y está recibiendo cientos de propuestas.
Por la tarde hay danzas folclóricas con máscaras de calaveras que representan migrantes, lecturas poéticas de Octavio Paz sobre el “Laberinto de la soledad” y proyecciones de documentales sobre caravanas centroamericanas.
Con tamales, atole y otros antojos relacionados con la celebración se ameniza la experiencia.







