La ola de ataques ocurrida el 7 de octubre de 2023 es consecuencia de “la peor falla que cometimos como ejército en la historia del Estado de Israel”, aseveró el capitán israelí Roni Kaplan, portavoz en reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Lo que ocurrió es día es también “un baño de humildad a la soberbia en la que estábamos”, añadió el capitán Kaplan, durante una conversación dura y sin concesiones.
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El sistema de comando y control de Israel colapsó completamente
El vocero relató que llegó a la zona de los kibutz (colonias comunitarias agrícolas) después de los ataques perpetrados por integrantes del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y quedó marcado por lo que vio.
“Despierto todos los días a las cuatro de la mañana con la misma pregunta: ¿Cómo pudo pasar algo así?”
Kaplan reconoció que el ejército israelí mantenía una concepción errónea sobre la situación en la región de Gaza, ubicada al sur de Israel.
🟡 Representantes de las FDI informaron a las familias del Coronel Assaf Hamami, del Capitán Omer Maxim Neutra y del Sargento Primero Oz Daniel que han sido devueltos para sus entierros.
De acuerdo con la información y la inteligencia disponible para las FDI:
• El CNL Assaf…
— FDI (@FDIonline) November 3, 2025
Agresores de Hamás rompieron 114 puntos de la valla que rodea Gaza
En los años 90, Israel construyó todo un sistema de seguridad alrededor de la Franja de Gaza, una barrera física formada por cercas metálicas, enrejados con alambre reforzado, sensores electrónicos, cámaras térmicas, torres de vigilancia, fosas, muros subterráneos para evitar la construcción de túneles y caminos militares paralelos a las vallas.
También cada cierta distancia colocó puertas de seguridad reforzadas para limitar el acceso a la zona.
Esa infraestructura fronteriza israelí fue reforzada en los años 2000, pero el 7 de octubre de 2023 militantes de Hamás lograron vulnerar, romper o volar esa estructura física en más de 100 puntos y por allí entraron a Israel para atacaron a pobladores y visitantes de las cercanías.
“Pensábamos que Hamás estaba disuadido, que no iba a pasar nada. Miles de personas entraban cada día a Israel a trabajar, cientos de camiones con mercancías y ayuda ingresaban a la Franja. Se permitió la entrada de millones de dólares de Qatar. Creímos que había estabilidad”, comentó.
Pero la realidad era otra, ya que “los terroristas se preparaban y nosotros no lo vimos. Ingresaron por 114 puntos en la valla y se reagruparon en 31. En cuatro puntos hubo masacres. En otros, nuestras fuerzas sí pelearon, pero el sistema de comando y control colapsó completamente”.
🎥 MIRA: Dos años desde que comenzó la operación terrestre en Gaza, las tropas de las FDI han seguido eliminando amenazas, desmantelando la infraestructura terrorista de Hamás y trabajando para traer a cada rehén de regreso a casa. pic.twitter.com/oi3LVdwFOY
— FDI (@FDIonline) October 27, 2025
Lo ocurrido el 7 de octubre de 2023, ¿comparable con el Holocausto?
El militar destacó que los ataques, sorprendieron por su velocidad y coordinación. Esa serie de hechos armados cometidos por militantes de Hamás y la posterior ofensiva en la Franja de Gaza fue un punto de inflexión histórico, aseveró.
Al parecer de este portavoz en reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel, “el ritmo de asesinatos en esas 24 horas fue similar, proporcionalmente, al ritmo del Holocausto (sic). Por eso digo que fue un golpe moral y operativo enorme”.
Sin embargo, analistas e historiadores consideran errónea esa premisa, pues el Holocausto apuntó a la extinción de un pueblo entero, en un continente completo, durante seis años seguidos, en tanto que lo ocurrido el 7 de octubre duró menos de 24 horas y estaba dirigido a comunidades específicas.
Especialistas en estudios sobre genocidio y en historia del Holocausto, como la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA), señalan que el ataque del 7 de octubre de 2023 y el exterminio sistemático perpetrado por el régimen nazi son incomparables.
Ello porque el régimen de Adolfo Hitler involucró el asesinato planificado de millones de personas mediante un aparato estatal industrializado que operó varios años.
En cambio, las acciones realizadas por Hamás hace dos años ocurrió en un solo día y bajo dinámicas propias de un ataque armado.
Las metodologías utilizadas para medir la magnitud de ambos acontecimientos tampoco son equivalentes, por lo que los expertos consideran incorrecto afirmar que sus “ritmos” o proporciones sean similares.
Una guerra de 40 años
Sin embargo, el portavoz de la FDI subrayó que los ataques de ese día no fueron un hecho aislado, sino parte de una estrategia de largo plazo.
“Esta no fue una guerra de 12 días, fue una guerra de 40 años. Durante décadas, Irán ha trabajado para crear una ‘convergencia de frentes’ alrededor de Israel, un anillo de fuego”, comentó Kaplan.
A decir de ese militar, en el momento que comenzó el ataque, las Fuerzas de Defensa de Israel estaban “distraídas” por tensiones en el norte del país y creyeron que se trataba de un ejercicio de rutina.
“Pensamos que era un entrenamiento más, como los que Hamás había hecho antes. No escuchamos lo suficiente a los soldados rasos, a esas chicas de 18 años que murieron como heroínas”, contó.
El error fue estratégico y humano. “No fue un fallo de un sistema, fue un fallo de concepción. Estábamos mirando hacia otro lado”.
No podemos heredar este problema a nuestros hijos
Más allá del balance militar, Kaplan expresó que la prioridad de Israel es garantizar que no se repita un ataque así.
“No podemos permitir que haya otro 7 de octubre, ni en Gaza ni en ninguna frontera. No podemos heredar este problema a nuestros hijos”.
Kaplan insistió en que Israel busca “asegurar que no viva al lado de un grupo terrorista que ve el mundo en blanco y negro y considera infieles a los israelíes y también a los católicos o cristianos”.
Por eso, afirmó, “la Franja de Gaza debe transformarse en un territorio desmilitarizado y, sobre todo, desradicalizado. La guerra no terminará hasta que eso ocurra”.
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Más que una guerra militar, es una guerra de educación
En su diagnóstico, el portavoz subraya que la raíz del conflicto es cultural e ideológica:
“En Gaza hay una indoctrinación que lleva 18 años. No solo Hamás, también la Autoridad Nacional Palestina paga a las familias de los terroristas, y cuanto más daño causan, más dinero reciben. Hay plazas con nombres de atacantes suicidas; es una cultura que glorifica la muerte. Eso tiene que acabarse”.
Kaplan reconoce que cambiar esa mentalidad tomará tiempo: “Habrá que esperar una generación o más. No es un problema militar: es un problema de educación”.
¿Es o no un genocidio contra el pueblo palestino?
El portavoz israelí se mostró especialmente crítico con lo que calificó como “una campaña de deslegitimación internacional”.
“Israel ha sido más sancionado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que todos los países del mundo juntos; más que Corea del Norte. Eso no tiene sentido. Es un prejuicio político, no una evaluación objetiva”, opinó.
También rechazó con firmeza el uso del término genocidio para describir la ofensiva contra los territorios palestinos ocupados en la Franja de Gaza.
“Usar esa palabra, de forma consciente o inconsciente, constituye un ‘acto de antisemitismo’. Es el primer ‘genocidio’ de la historia en el que el supuesto genocida permite el paso de más de 2.2 millones de toneladas de alimentos y medicinas a las víctimas”, externó el capitán Kaplan.
Y agregó: “Israel ha pedido decenas de veces que los civiles se alejen de zonas de combate. Hamás se incrustó dentro de la población civil; usa a su gente como escudos humanos”.
Según las cifras israelíes, agregó, “por cada terrorista ‘neutralizado’, murió entre uno y 1.5 civiles, una proporción mucho menor que en otras guerras urbanas” (sic).
A su parecer, “cuando se usa la misma palabra, genocidio, para el asesinato de seis millones de judíos y para una guerra contra una organización terrorista, el término pierde su sentido. Es peligroso para todos”.
Muchos informes, ninguna acusación o condena definitiva
Sin embargo, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948, define el genocidio como actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso.
Entre esos actos figuran matar a sus miembros, causarles daños graves, someterlos a condiciones de vida que provoquen su destrucción física, impedir nacimientos dentro del grupo y trasladar por la fuerza a sus niños.
De allí que varias organizaciones y especialistas en derechos humanos expusieron, en informes o comunicados públicos, que las acciones de Israel en Gaza cumplen la definición legal de genocidio, y solicitaron que los responsables ordenen más investigaciones sobre lo ocurrido en los dos años pasados, así como una rendición de cuentas.
Entre esos organismos están B’Tselem (Centro de Información para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados), Amnistía Internacional, Human Rights Watch.
También destacan los académicos Amos Goldberg y Raz Segal especializados en el Holocausto y genocidio y que han publicado su análisis en la European Center for Constitutional and Human Rights (ECCHR), así como la Relatora Especial sobre la Situación de Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, en su informe Genocide as colonial erasure.
Del sistema de la ONU, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) y la Comisión Especial de Investigación sobre Prácticas de Israel que afectan los Derechos Humanos del Pueblo Palestino, entre otros, presentaron informes, recomendaciones y advertencias, pero ninguno de ellos ha emitido una condena jurisdiccional definitiva contra Israel por genocidio.

Queremos dar más de lo que el mundo quiere de nosotros
Kaplan cerró su encuentro con un mensaje dirigido a América Latina, y a México en particular, ya que “Israel es un pueblo milenario en su tierra ancestral y queremos ser parte de la comunidad internacional”.
“Tenemos mucho que ofrecer: tecnologías de agua, equipos médicos, energías renovables, ciberseguridad. Queremos compartirlo con nuestros amigos, pero también pedimos comprensión cuando se vota en Naciones Unidas”.
“No somos genocidas, no somos opresores. Somos un país pequeño, rodeado de enemigos, que defiende su derecho a existir. Y lo seguiremos haciendo porque amamos la vida y porque creemos en la paz”, concluyó.
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