Rodrigo de la Cadena cumplió uno de los sueños más grandes de su carrera: presentarse en el Auditorio Nacional, el escenario más importante del país. Tras años de trabajo, disciplina y amor por la música, el intérprete fue ovacionado por más de 10 mil personas que le hicieron sentir que cada paso del camino valió la pena.
“Llegar al Auditorio Nacional no es un golpe de suerte, no llegué por una canción viral… llegué por el camino largo”, expresó con emoción ante la ovación de sus cómplices, como él mismo llamó a su público. “No vengo de la industria, vengo del tiempo”.
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Rodrigo de la Cadena deleita con su voz por más de dos horas en el Auditorio Nacional
Durante casi tres horas, Rodrigo de la Cadena no solo interpretó sus obras, sino que interactuó con ellos mediante representaciones teatrales con efecto audiovisual, como si el tiempo se detuviera para conversar con sus ídolos. En estas escenas participaron actores como Roberto Sosa, Moisés Suárez, Lupita Sandoval, Héctor Reséndiz, José Alfredo Jiménez Medel y Martín Carrillo, quienes dieron vida a los compositores.
El público, compuesto por varias generaciones, vibró con cada canción. Se podían ver personas mayores que acudieron con bastón o silla de ruedas, acompañadas de hijos y nietos que, como ellos, crecieron con estas melodías inmortales. Las butacas se transformaron en una gran pista de baile y en momentos el Auditorio se convirtió en un enorme karaoke, con los asistentes coreando cada letra y pidiendo al cantante “¡una hora más!”.
Rodrigo de la Cadena se mostró cálido, alegre y cercano, bailando y respondiendo a los piropos del público, como aquel “¡Yo te mantengo!” que provocó risas generales. Al final del concierto, agradeció la presencia de su madre, a quien pidió levantarse para saludar al público, así como de su abuela y hermano. Antes de despedirse, ofreció unos pasos sensuales al estilo Juan Gabriel, que desataron carcajadas y aplausos.
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“Prometo regresar el próximo año con otros compositores que ya no están en este plano”, aseguró, sellando así una noche inolvidable en la que la nostalgia, la emoción y la memoria musical de México se fundieron en una sola voz.






