“México tiene derecho a la verdad, no con ficciones oficiales”, afirma con firmeza Jesús González Schmal, abogado de Mario Aburto Martínez, el hombre señalado por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana.
A 32 años del magnicidio, González Schmal sostiene en entrevista con AMEXI que Aburto Martínez no es el asesino, sino una víctima de tortura y de un proceso judicial lleno de irregularidades.
“Estamos ante una esperanza real de justicia. En marzo de 2025, Mario Aburto debió haber quedado en libertad porque ya cumplió la pena máxima que establece la ley de Baja California. Sin embargo, sigue preso por decisiones judiciales que violentan el debido proceso”, explica.
Un amparo que cambió el rumbo
El abogado recuerda que en 2023 estuvo a punto de perderse la posibilidad de impugnar la sentencia. “Se vencía el término para interponer el amparo contra la condena, pero gracias a la coordinación con la Defensoría de Oficio del Poder Judicial federal, logramos presentarlo a tiempo”, relata.
Dicho amparo fue resuelto favorablemente, al demostrar que a Mario Aburto se le aplicó indebidamente el Código Penal Federal, cuando debía haberse juzgado con base en el Código Penal de Baja California, donde ocurrió el crimen.
“El código estatal imponía una pena menor. Con esa resolución, Mario debía recuperar su libertad el 23 de marzo de 2025. Sin embargo, la Fiscalía General de la República se inconformó, y la reforma judicial reciente interrumpió su salida”, lamenta.
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“Fue torturado y nunca se le escuchó”
González Schmal denuncia que Aburto fue sometido a tortura física y psicológica desde su detención.
“En agosto de 1994 presentó una denuncia por tortura, pero ni la Procuraduría de entonces ni la Fiscalía actual la desahogaron. Aun así, se aplicó el Protocolo de Estambul y se probó la tortura, pero las autoridades se niegan a reconocerla”, afirma.
Según el abogado, este hecho invalida todo el proceso judicial. “Un vicio original tiene efecto destructor sobre todo el procedimiento. Si hubo tortura, el juicio completo carece de validez. Mario tiene derecho no solo a la libertad, sino también a que se le declare inocente”, enfatiza.
Posible crimen de Estado
El defensor advierte que nuevas líneas de investigación apuntan a la participación de agentes del Estado en el asesinato de Colosio.
“Hay un exagente del Cisen detenido que estuvo presente en Lomas Taurinas. También intervinieron elementos de la Policía Judicial de Baja California. Si se confirma su participación, estaríamos ante un crimen de Estado”, asegura.
Recuerda que Aburto fue interrogado sin la presencia de un ministerio público ni de un abogado defensor.
“Lo interrogó el delegado de la Policía Judicial Federal. De ese interrogatorio irregular nació todo el expediente, construido sobre peritajes manipulados y una versión oficial que lo señaló como el único culpable”, acusa.
“Más vale una verdad dolorosa que una mentira eterna”
González Schmal considera que reabrir el caso puede provocar un impacto político, pero lo asume como necesario. “Sí, puede haber sacudimientos, pero nunca la paz se construye sobre la ficción. Más vale una verdad dolorosa que una mentira eterna”, afirma.
El abogado sostiene que el asesinato de Colosio “incubó una cultura de permisibilidad hacia la violencia política” y que el país aún sufre las consecuencias.
“Cuando un crimen de esta magnitud queda impune, se heredan la desconfianza y la violencia. Se normalizan las conductas ilegales y se corrompen las instituciones”, advierte.
También rechaza que la reapertura del caso tenga fines políticos.
“No hay mano negra. Este proceso nació de una defensoría oficial y del trabajo de abogados de derechos humanos. Si no se resuelve en México, tendrá repercusión en tribunales internacionales”, asegura.
El rostro humano de Aburto
El abogado describe a su cliente como un hombre sereno y sin rencor.
“Mario no busca venganza. Lo único que pide es que se le declare inocente. Incluso cuando se le ofreció la libertad, respondió: ‘No quiero la libertad, quiero que se me declare inocente porque no fui el autor del crimen’”, revela.
Recuerda que la familia de Colosio también ha mostrado empatía.
“El propio padre de Luis Donaldo dijo: ‘El que está en la cárcel no es el asesino de mi hijo’. Y sus hijos, ya adultos, han pedido públicamente que no se mantenga preso a un inocente”, relata.
“Nunca más la violencia como signo político”
Con tono reflexivo, González Schmal lanza un mensaje a los mexicanos:
“Tenemos que aceptar que México heredó una duda institucional. Esa herida sigue abierta. Hay que rectificar ese error histórico y no volver a permitir que la violencia sea el signo de la relación política en el país.
“A lo mejor tarde, pero vamos a salir adelante. Los jóvenes deben comprender que México tiene derecho a vivir con verdades, no con versiones impuestas. Solo sobre la verdad se construye la justicia, y solo con justicia se alcanza la paz”, finalizó.







