A fin de rescatar, proteger y potenciar la producción de maíz nativo, el gobierno federal anunció una estrategia nacional que integra acciones productivas, organizativas y comerciales y que coloca en el centro a campesinas y campesinos como guardianes históricos del grano más emblemático del país.
En la presentación del plan, la presidenta Claudia Sheinbaum y la directora de Alimentación para el Bienestar, María Luisa Albores, coincidieron en que el maíz nativo no sólo es alimento, sino identidad, memoria y raíz cultural.
El programa busca que quienes aún lo siembran, aproximadamente 1.5 millones de pequeños productores con una o dos hectáreas, puedan mantener sus semillas, mejorar sus rendimientos y obtener ingresos más justos.
Un enfoque comunitario
Albores explicó que el plan abarca la conservación, producción, transformación y comercialización del maíz nativo, con un enfoque comunitario.
Para ello, apuntó, se promoverá la milpa como sistema agroalimentario, la mejora de semillas locales, el acompañamiento técnico continuo y el acceso colectivo a maquinaria ligera adaptada a cada región.
Subrayó que la principal limitante de la producción no es genética, sino agronómica, y que con técnicas adecuadas puede lograrse un incremento notable de rendimiento.
A su vez, Claudia Sheinbaum detalló que, además de los apoyos actuales, Producción para el Bienestar y fertilizante gratuito, el programa añadirá asesoría técnica especializada y equipos que se prestarán de manera organizada entre los productores.
“No se trata de grandes tractores; a veces lo que se necesita es maquinaria pequeña para desmalezar o sembrar. Queremos que funcione como un sistema colectivo, como ha sido siempre la organización campesina”, expuso.
La estrategia iniciará en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Tabasco, donde se trabajará con 437 municipios y se organizarán comunidades de 100 productores acompañadas por Jóvenes Construyendo el Futuro y promotores comunitarios locales.
Sin intermediarios
Otro eje central es evitar que los excedentes se vendan a intermediarios a precios bajos. Para ello, el gobierno fomentará la creación de cooperativas y pequeños centros de transformación que produzcan tortillas, tostadas, totopos y alimentos elaborados con maíz nativo, con sello distintivo y precio justo.
El Instituto Nacional de la Economía Social apoyará la organización de mujeres rurales para la operación de estas tortillerías comunitarias.
Las metas oficiales prevén que en 2026 se atienda a más de 677 mil familias, con un aumento de 20% en el rendimiento por hectárea.
Para 2030, el programa alcanzará la totalidad de productores contemplados, con un incremento proyectado de 50% y un sistema de compra directa para impulsar el valor agregado.
“El maíz es la raíz. Con este plan buscamos que las familias sigan alimentándose de su milpa y que el maíz nativo, esencia de México, permanezca vivo y productivo para las nuevas generaciones”, reiteraron Sheinbaum y Albores.
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