En en el marco del Desfile Cívico-Militar por el 115 aniversario de la Revolución Mexicana, la presidenta de México subrayó este jueves que en México no tienen cabida los discursos que normalizan la violencia, que alientan el odio o que convocan a la intervención extranjera.
En su mensaje conmemorativo, Sheinbaum Pardo subrayó que el país vive un momento histórico en el que la justicia, la soberanía y la democracia deben ser defendidas frente a cualquier intento de restaurar los privilegios del pasado.
Ante su gabinete, representantes de los poderes de la Unión y asistentes en el Zócalo capitalino, Sheinbaum sostuvo que quienes apuestan por la confrontación, la imposición o la subordinación a intereses externos “se equivocan”, pues México, dijo, aprendió de su historia y no repetirá los errores que en el pasado llevaron a la opresión y al despojo.
La Revolución de 1910 fue la respuesta del pueblo
La presidenta recordó que la Revolución de 1910 fue la respuesta del pueblo a un régimen que anuló libertades y convirtió las elecciones en una simulación.
Afirmó que la época del Porfiriato construyó un “progreso para unos cuantos” basado en el sometimiento, la represión y la desigualdad más profunda.
Sheinbaum señaló que las huelgas de Cananea y Río Blanco evidenciaron ante el mundo la brutalidad con la que se respondía a cualquier demanda de justicia.

En su repaso histórico, Sheinbaum hizo un amplio reconocimiento a Francisco I. Madero, a quien destacó como un pionero de la democracia que, aun consciente del riesgo, escribió el Plan de San Luis para llamar al levantamiento del 20 de noviembre de 1910.
También recordó la traición que derivó en su asesinato durante la Decena Trágica, una acción impulsada por sectores del viejo régimen y respaldada, acusó, desde el exterior.
Tras ese golpe, señaló, el país se convirtió en un campo de batalla donde el hambre, la miseria y la muerte marcaron la vida de millones.
Aseguró que, pese al dolor, la Revolución dejó como herencia la Constitución de 1917, una de las más avanzadas en materia de justicia social.
Subrayó que en ella se consagraron derechos fundamentales como la educación pública, el salario mínimo, la jornada de ocho horas, la seguridad social y la posesión de la tierra para los campesinos.
Destacó también que, años después, el general Lázaro Cárdenas consolidó estos principios al recuperar los recursos de la nación.
Las lecciones del pasado no deben olvidarse
En su mensaje, Sheinbaum advirtió que las lecciones del pasado no deben olvidarse, sobre todo, cuando algunos grupos buscan reivindicar la mano dura o un modelo de libertad “que sólo beneficia a los privilegiados”.
Señaló que, así como el porfiriato sometió al pueblo, el periodo neoliberal profundizó desigualdades, corrupción y exclusiones que la actual transformación pretende revertir.
Afirmó que el movimiento iniciado en 2018 se mantiene fuerte por sus resultados y porque “el pueblo reconoce su historia, su dignidad y su fuerza colectiva”.
La mandataria recalcó que hoy México tiene un gobierno que escucha y que actúa con austeridad y honestidad. “La autoridad moral no se compra ni con todo el dinero del mundo”, expresó.
Críticas y ataques mediáticos
También respondió a las críticas y ataques mediáticos: “Nos calumnian porque saben de nuestra honestidad y porque no vamos a someternos a intereses de quienes antes concentraban el poder económico y político”.
Enfatizó que su administración no será “figura decorativa” ni instrumento de intereses extranjeros.
La presidenta dedicó un amplio reconocimiento a las Fuerzas Armadas, a las que recordó como instituciones surgidas de la Revolución y vinculadas al pueblo.
Por último, felicitó a los mandos ascendidos y los llamó a mantener su lealtad a México y a sus principios.
“Cuando caminamos juntos, nada nos detiene”, afirmó.
Antes de concluir, llamó a honrar el espíritu revolucionario que, dijo, sigue vigente en la defensa de la soberanía, la independencia y la justicia.
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