E
n los últimos meses, frente a la reactivación del movimiento obrero y popular, el problema de la unidad y los senderos que debe tomar para avanzar hacia la acumulación de fuerzas es el tema más candente hoy.
Después de una etapa de profunda desmovilización (que abarcó desde el año 2018 hasta este 2025), ahora la clase obrera y diferentes sectores populares avanzan en su proceso de reorganización, en medio de nuevos retos políticos e ideológicos, así como nuevos riesgos.
Estos nuevos retos y riesgos que enfrenta el movimiento obrero y popular derivan esencialmente de tres elementos: las amenazas de Trump de intervenir militarmente a México, el intento de la derecha de abanderar la lucha callejera, y la política de continuidad neoliberal de la 4T.
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Unidad nacional y renuncia a la lucha por salarios y pensiones
Unidad nacional y renuncia a la lucha por salarios y pensiones dignas, un primer riesgo para el movimiento obrero.
Las cada vez más agresivas políticas fascistas y colonialistas del imperialismo norteamericano, con Donald Trump a la cabeza, que está creando condiciones para una posible intervención militar en México, están provocando que la propaganda gubernamental de “unidad nacional para la defensa de la soberanía” tenga cierto éxito.
Este discurso de unidad nacional esconde los intereses de clase del gobierno y pretende subordinar a la clase obrera a los intereses de la oligarquía mexicana, dejando de lado las demandas inmediatas de los trabajadores.
Quienes desde Palacio Nacional y los medios masivos de comunicación llaman a la unidad nacional, pretenden que la clase obrera renuncie a reclamar aumento salarial, seguridad social y pensiones dignas en aras de la defensa de la soberanía.
Avance de la ultraderecha y riesgo de un régimen fascista
La otra opción mediática en el país es la que encabezan grupos de derecha y fascistas, que en las últimas semanas han salido a las calles cual falsos redentores clamando la salida de Claudia Sheinbaum ¿para poner a quién?
Estos falsos luchadores, que financian bots, community managers y programas televisivos para promover manifestaciones golpistas, no representan intereses legítimos de las masas.
Lo que pretenden estos grupos fascistas golpistas es exacerbar el malestar popular, usar a las masas como carne de cañón, legitimar la intervención norteamericana y destituir a Sheinbaum para imponer un régimen fascista.
Hacia una oposición proletaria y popular propia
El reto más importante es la construcción de una oposición proletaria y popular desde el movimiento obrero.
Tanto la derecha golpista como la cuarta transformación son dos caras de la misma moneda, porque representan intereses de distintos sectores de la oligarquía mexicana. Por ello, es indispensable que el movimiento obrero reconstruya su propia alternativa.
La alternativa real para que el movimiento obrero y popular no quede subordinado a estas facciones es la construcción de una verdadera oposición proletaria y popular.
Siendo consecuentes con la idea de que “la emancipación de la clase obrera es obra de la clase obrera misma”, es necesario impulsar la acumulación de fuerza propia, sin someter la organización a los intereses de la oligarquía.
¿Quiénes pueden encabezar la unidad del movimiento de masas?
Si bien existen múltiples intentos de unidad en todo el país, es fundamental partir de un núcleo básico que ya está madurando sus canales de comunicación, participa en acciones comunes y coincide en la necesidad de reconstruir la unidad del movimiento obrero y popular.
La CNTE demostró su capacidad y disposición con la huelga nacional de mayo pasado; la Nueva Central de Trabajadores (NCT), en su Convención Nacional, llamó a un Encuentro de Movimientos Sociales.
La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) también ha insistido en construir la unidad y ha avanzado junto con la AGT y la Mesa de Diálogo Sindical.
Otras fuerzas, como los sindicatos universitarios de la CNSIUESIC, que discuten unificar sus emplazamientos a huelga, así como los padres de los 43, que siguen sin respuesta del régimen, también se han pronunciado por la unidad.
La unidad como tarea práctica inmediata del movimiento obrero
En todos los espacios hay aportes a la construcción de una agenda mínima de unidad, que se refleje en movilización callejera y en la estructuración de un gran movimiento obrero y popular.
Desde todos los frentes se ha planteado la disposición de avanzar; ahora es un problema práctico: el movimiento debe establecer una metodología para evitar que los egos, protagonismos, puritanismos y aureolas de grandeza se interpongan a los nuevos senderos de unidad.







