El veterano actor surcoreano Lee Soon‑jae murió a los 91 años, poniendo fin a una era en la escena cultural de Corea, pues durante más de seis décadas se mantuvo activo tanto en televisión como en teatro.
Nacido en 1934 en Hoeryong (actual Corea del Norte), Lee Soon‑jae comenzó su trayectoria artística en la década de los cincuenta y desde entonces participó en alrededor de 140 producciones televisivas y numerosas obras de teatro y cine.
Asimismo, fue un pionero en la industria, considerado parte de la “primera generación” de actores surcoreanos.
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Salud frágil y retiro progresivo
En sus últimos meses, Lee enfrentó problemas de salud que le obligaron a retirarse de algunas obras teatrales.
Es más, poco antes de su deceso, había abandonado la producción de “Waiting for Waiting for Godot” por recomendación médica.
Por otra parte, su última actuación en televisión fue en la serie “Dog Knows Everything”, que se transmitió en 2024.
Reconocimiento y legado cultural
A lo largo de su larga carrera, Lee Soon‑jae recibió múltiples distinciones y reconocimientos. De hecho, en 2024 se convirtió en el actor más longevo en ganar el Gran Premio (Daesang) en los Premios Drama de KBS.
Además, ejerció como mentor para generaciones jóvenes: fue profesor de actuación en la universidad y participó activamente en el teatro bien entrados sus 80 años.
Reacciones y homenaje nacional
Tras su muerte, el presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, expresó sus condolencias y destacó la contribución de Lee al arte y la cultura nacional: “Nos dio risas, emoción, consuelo y coraje”, afirmó.
Compañeros actores, alumnos y admiradores también han recordado su entrega, su calidez y su papel como símbolo generacional.
Su velorio se realizará en el Asan Medical Center de Seúl, y será velado por familiares y discípulos que lo consideraban un maestro.
Según reportes, estudiantes universitarios que fueron sus alumnos cargarán su ataúd en la procesión funeraria, un gesto que simboliza el profundo vínculo que mantenía con la comunidad artística.
Lee Soon‑jae deja un legado imborrable, pues fue un puente entre eras, un testigo vivo de la transformación de la cultura coreana y una inspiración constante para nuevos talentos.







