Los apoyos económicos por programas sociales que reciben los hogares mexicanos, sumados al flujo constante de ingresos por remesas, están modificando la dinámica del mercado laboral en el país, advirtieron directivos de la firma de capital humano ManpowerGroup.
Alberto Alesi, director de ManpowerGroup México, señaló que de acuerdo con estimaciones de Coparmex, una familia mexicana puede percibir entre 16 mil y 18 mil 500 pesos mensuales por concepto de programas sociales, como son las pensiones para adultos mayores, becas escolares para jóvenes, apoyo a madres solteras, entre otros.
Este ingreso, dijo, provoca que algunos integrantes del núcleo familiar opten por no incorporarse al empleo formal.
“Eso hace que a lo mejor uno o dos integrantes digan: para qué voy a trabajar si están las ayudas sociales”, explicó en rueda de prensa sobre el panorama laboral en México.
Alesi agregó que en el norte del país la situación se acentúa debido a las remesas enviadas por migrantes desde Estados Unidos.
Entre los programas sociales y las remesas, las familias pueden obtener ingresos equivalentes a dos o tres salarios mínimos, lo que desincentiva la búsqueda de empleo formal, apuntó.
Hoy, el salario mínimo general en México es de 278.80 pesos diarios, lo que equivale a ocho mil 364 pesos mensuales. Por lo tanto:
- Dos salarios mínimos equivalen a 16 mil 728 pesos mensuales
- Tres salarios mínimos equivalen a 25 mil 092 pesos mensuales
Mercado laboral debe ser más flexible
Por su parte, Mónica Flores, presidenta de ManpowerGroup para Latinoamérica, subrayó que la estructura de las familias extendidas en México amplifica el efecto de los apoyos.
“Si sumas lo que reciben los abuelos por edad, los jóvenes por becas y las mujeres mayores de 60 años, fácilmente se alcanza un monto desde 15 mil pesos hasta 18 mil 500 pesos, ya vives razonablemente bien, y muchos prefieren abrir una tiendita y trabajar pocas horas en lugar de cumplir con un empleo formal de ocho horas”, explicó.
Flores advirtió que el reto está en la rigidez del mercado laboral mexicano, que no ofrece esquemas flexibles que compitan con la informalidad.
“Si el mercado laboral fuera más flexible, sería igual de atractivo trabajar de manera fraccionada y cumplir con la formalidad”, sostuvo.
La directiva llamó a centrar la atención en lo que sí está bajo control ciudadano: la formación de jóvenes, el voluntariado y la exigencia hacia las autoridades.
“Tenemos la responsabilidad de transmitir conocimiento y civismo para que más personas puedan discernir que hay un mundo mejor”, enfatizó.







