Ahorrar dinero, hacer ejercicio, comer más sano, bajar de peso y pagar deudas figuran entre los propósitos de Año Nuevo más mencionados por los mexicanos. Sin embargo, especialistas en finanzas personales advierten que cuando estos objetivos se ejecutan sin planeación, pueden convertirse en gastos excesivos y deudas innecesarias.
Estos son cinco propósitos populares que, lejos de mejorar tu economía, podrían poner en riesgo tus finanzas personales.
1. Ahorrar sin un plan: el propósito que más se incumple
“El próximo año voy a ahorrar dinero” es el propósito número uno entre los mexicanos; no obstante, cuando no existe un presupuesto ni metas claras, el ahorro suele quedarse en intención. Sin control de gastos, el dinero se diluye en consumo cotidiano, gastos hormiga y compras no previstas.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) destaca que el ahorro permite evitar deudas innecesarias, alcanzar metas como la compra de una vivienda, un viaje o un negocio, y fortalece la autonomía económica.
Asimismo, recomienda apartar una cantidad fija de manera quincenal o mensual y convertir el ahorro en un hábito, eligiendo una cuenta bancaria básica o de nómina. En México, alrededor del 58 por ciento de las personas que ahorran lo hacen de manera informal, como guardar el dinero en casa, lo que implica riesgos de pérdida o robo.
Especialistas señalan que ahorrar “lo que sobre” casi nunca funciona. Por ello, recomiendan anotar los ingresos mensuales y, posteriormente, los gastos fijos —como renta, servicios, alimentación y transporte—, para después destinar un porcentaje específico al ahorro. Algunos expertos sugieren que sea al menos el 10 por ciento del ingreso.
2. Ejercicio y salud: cuando el propósito se convierte en gasto
“El próximo año haré más ejercicio” es uno de los propósitos más repetidos, pero también uno de los más costosos cuando se traduce en membresías anuales pagadas por adelantado o en la compra de aparatos deportivos que terminan arrumbados o utilizados como percheros.
El riesgo financiero aparece cuando se paga por un hábito que aún no está consolidado. En muchos casos, el entusiasmo inicial disminuye con el paso de los meses, pero el gasto permanece como una obligación durante todo el año.
Otra forma en la que este propósito pasa de inversión a gasto es la compra de caminadoras, elípticas o bicicletas fijas, especialmente cuando se adquieren a meses sin intereses, lo que puede comprometer el presupuesto familiar hasta por dos años. El problema no es la compra en sí del aparato, sino que se queden sin uso en el tiempo, por lo que se le conocen como los percheros más caros.
Lo mismo ocurre con aplicaciones móviles de ejercicio que se pagan y terminan sin usarse, pero que se mantienen como un gasto permanente.
3. Comer sano sin desbalancear el presupuesto
“El próximo año comeré más saludable”. Comer sano es una meta legítima; sin embargo, muchas personas la asocian con la compra de productos orgánicos, suplementos o dietas costosas sin considerar su presupuesto. El resultado suele ser un incremento innecesario del gasto mensual.
Además, es común contratar planes alimenticios en clínicas o aplicaciones móviles que, al no generar un hábito sostenido, pasan de ser una inversión a un gasto que no ofrece resultados duraderos.
4. Bajar de peso y el negocio de las promesas rápidas
“El próximo año bajaré de peso”. Bajar de peso aparece de forma recurrente entre los propósitos más citados, pero también es uno de los más explotados comercialmente. Pastillas, programas exprés y tratamientos costosos no siempre garantizan resultados, pero sí implican un desembolso significativo.
Cuando este propósito se combina con el pago de gimnasios y planes alimenticios, el costo puede elevarse aún más. De no cumplirse el objetivo, los gastos excesivos pueden derivar en deudas, compromisos difíciles de cubrir y generar estrés financiero.
5. Pagar deudas… sin cambiar hábitos
“El próximo año pagaré mis deudas” es un propósito frecuente, pero difícil de cumplir cuando no se modifican los hábitos de consumo. Muchas personas intentan liquidar adeudos mientras siguen utilizando crédito para gastos no esenciales, lo que perpetúa el endeudamiento.
El riesgo aumenta cuando, tras reestructurar un crédito, se vuelve a caer en el uso excesivo de tarjetas o préstamos. Especialistas recomiendan utilizar el crédito sólo para bienes necesarios y duraderos, cuyo tiempo de uso sea mayor al plazo de pago.
Para comenzar a reducir deudas, es clave conocer la capacidad real de pago, listar los gastos fijos y los pagos diferidos a meses sin intereses. Un error común es sumar pagos pequeños sin considerar el monto total acumulado.
Una estrategia recomendada es limitar el uso del crédito y priorizar el pago de las deudas con mayor tasa de interés.
El punto en común: la falta de planeación
Especialistas coinciden en que no son los propósitos los que empobrecen, sino la forma en que se ejecutan. Sin un presupuesto, metas realistas y control del gasto, incluso los objetivos más positivos pueden convertirse en una carga financiera.
Convertir los propósitos en hábitos sostenibles, alineados al ingreso real, es clave para evitar que el Año Nuevo inicie con entusiasmo y termine con frustración económica.






