Hasta ahora, la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, ha presentado públicamente a 12 de los integrantes del gabinete que entrará en funciones el 1 de octubre próximo. Con estos nombramientos ya es posible dibujar el perfil con que arranca el próximo sexenio y sus prioridades.
En un proceso forzado y para calmar los mercados financieros que hicieron sentir su fuerza al día siguiente de las elecciones fue ratificado Rogelio Ramírez de la O para continuar al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), cuando la Bolsa Mexicana de Valores tuvo una caída de casi 7.0% y el peso mexicano se depreció enormemente frente al dólar.
Antes de su carrera en la administración pública, el secretario de Hacienda hizo escuela y también amistades con los empresarios, fue asesor de grandes fondos de inversiones extranjeras en México como Consorcio Peña Verde, consejero de bancos internacionales y de Grupo Modelo.
De ahí que los empresarios y sobre todo los inversionistas extranjeros, quieren asegurarse de que en los presupuestos de ingresos y egresos, así como en la miscelánea fiscal de cada año, no les requieran pagar más impuestos, garanticen el pago puntual de la deuda pública y se destine una gran tajada del presupuesto para obras de las que sean beneficiarios directos, como se hizo con los dos mil 500 contratos de las empresas de Carlos Slim con la 4T.
El 20 de junio se dio a conocer el nombramiento de otros 6 integrantes del gabinete, 4 formaron parte del gobierno saliente, y 3 han sido funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en distintos periodos y funciones; se trata de Juan Ramón de la Fuente, exfuncionario de la Unesco (propuesto para Relaciones Exteriores); Alicia Bárcena Ibarra exsubsecretaria de la ONU y de la Cepal (va para Recursos Naturales), y Julio Berdegué Sacristán exfuncionario de la FAO (para Desarrollo Rural).
Marcelo Ebrard Casaubón, propuesto para la Secretaría de Economía, está ahí como un alfil para el sostenimiento del T-MEC que se revisará en dos años, porque tiene línea directa con un sector de la oligarquía norteamericana, lo que dejó evidenciado en su periodo de canciller al subordinar la política exterior mexicana a la de los vecinos del norte.
Además, los 12 integrantes del gabinete han tenido un espacio en el gobierno de AMLO, lo que garantiza continuidad de su política; el peso que tendrán los aquí mencionados en el rumbo del gobierno de Sheimbaum será determinante. Se dará prioridad al rol de México en la economía mundial, beneficiando al imperialismo norteamericano.
El desarrollo de la producción nacional, la soberanía alimentaria, energética y el mercado nacional están subordinados a la nueva división internacional del trabajo que le está asignando a nuestro país un rol maquilador (en los 12 parques industriales del corredor transístmico y las otras 100 propuestas por Sheinbaum) y comercializador (con el tren interoceánico), subordinado al mercado y a las inversiones principalmente norteamericanas. Por eso la vocación globalista y empresarial del nuevo gabinete.
Son malas noticias para quienes esperaban que el nacionalismo burgués tendría cabida en el próximo gobierno. Es diferente la forma de subordinación, porque antes los tecnócratas eran formados directamente en universidades como la Harvard University, University of Chicago, Yale University, ahora vienen de ejercer programas y dictados de la ONU, pero igualmente aplican políticas neoliberales.
Son dos los nombramientos importantes que faltan: responsable de la política interior y los jefes de las fuerzas armadas. Respecto a la Sedena, circulan nombres como los generales Gabriel García Rincón, Andrés Fernando Aguirre O. Sunza y Ricardo Trevilla, todos allegados a la nueva cúpula militar, lo que garantiza el papel preponderante de los militares en el desarrollo del segundo piso de la 4T.
Para la Secretaría de Gobernación aún no se tiene certeza de quién la encabezará, pero sí se perfila un endurecimiento de la política de control social, que imponga como sea la “paz laboral”; de ahí que se requerirá una mayor y mejor fuerza organizada de los trabajadores y los pueblos para avanzar en el siguiente tramo de los senderos de nuestra lucha de clases.