Ciudad de México, 30 jul. (AMEXI).- Se puede decir que Prisca Awiti Alcaraz llegó al judo por casualidad y que por conveniencia decidió competir por México y hoy le dio una histórica medalla de plata en los Juegos Olímpicos París 2024.
Ella nació un 20 de febrero de 1996 en Enfield, Londres, de madre mexicana y padre Keniano y a los tres años empezó a practicar gimnasia y lo hizo hasta la categoría sub 12.
Todos los días fue al club Bath, donde combinó la actividad deportiva con los estudios y se tituló en la Universidad de Bath.
Su hermano mayor practicaba judo y gimnasia y un día se pusieron a discutir qué deporte era mejor y entonces ella fue una vez a la semana a convertirse en judoca.
“Eres muy alta para la gimnasia”, le dijo un día su entrenadora y fue cuando decidió ir al judo, pero más como alternativa, porque no lo vivió como una verdadera opción.
Al fin se dedicó por completo al judo, porque sus hermanos Phillip, Joshua, Samy y Michea también lo hacen, así que este deporte lo tiene impregnado.
Pero le estresó demasiado concentrarse en una lucha por el primer lugar ante cuatro chicas de su categoría, al grado que estuvo a punto de ver a otro lado.
Su entrenador le abrió una ventana, le preguntó si tenía pasaporte mexicano y que viera esa posibilidad.
Entonces, le envió una comunicación al entrenador en jefe de México, hubo respuesta positiva y a los pocos meses viajó a su nueva patria.
Ella llegó en 2017 con una barrera con el idioma y aprendió rápido hablar el castellano y desde un inicio se sintió bienvenida por las y los integrantes del equipo mexicano.
En 2019 pasó a integrar la selección mexicana y a participar en muchas competencias y al fin llegó a los Juegos Olímpicos, a los de Tokio 2020, donde quedó eliminada en el primer combate.
Este martes es histórico, porque ganó para ella, su familia, para el judo y para México la primera medalla olímpica, la de plata en París 2024.







