Ciudad de México, 30 jul. (AMEXI).- El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) estima una prevalencia de 50 casos nuevos de parkinson en México por cada 100 mil habitantes al año y a nivel mundial se calcula que cuatro o cinco millones de personas mayores de 50 años puedan padecer esta enfermedad.
El parkinson es un desorden que puede presentarse en edades más jóvenes, y tiende a surgir entre los 50 y 65 años, afectando a alrededor de 3% de la población en edad avanzada.
Su incidencia se ha duplicado en los últimos 25 años. No tiene cura, pero puede ser controlado”, afirmó Héctor Ramón Martínez, neurólogo y experto en medicina molecular del Centro de Parkinson y Trastornos del Movimiento de TecSalud.
Pero, ¿hay acciones respecto del aumento del parkinson en México? El especialista del Tecnológico de Monterrey señaló que el mal ocurre en hombres, quienes presentan 1.5 veces más probabilidades que las mujeres de desarrollarlo.
El doctor Martínez investiga esta enfermedad hace 20 años desde la herencia biológica, “el factor genético está presente en 15% de los pacientes con parkinson, para el que ya se conocen hasta 18 genes vinculados a su desarrollo”.
Expertos del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Hospital Zambrano-Hellion estudian genes latinoamericanos de pacientes con el fin de mejorar los tratamientos para adelantarse a sus manifestaciones más incapacitantes.
“Se está llevando a cabo un análisis de ADN para realizar una correlación genética con algunos signos clínicos que se presenten con ciertas señas que aparecieron mucho antes de que la enfermedad se haga patente”, explicaron los especialistas.
Suele comenzar con el temblor de reposo, primero en una extremidad y después en todo el cuerpo”, precisaron.

Posteriormente se presenta rigidez de músculos de miembros, lentitud de movimientos, inestabilidad postural y congelamiento. Pueden surgir otros 50 síntomas de origen no motor, como depresión y bajo ánimo, fatiga, estreñimiento, problemas urinarios y trastornos autonómicos.
Existen algunos signos que aparecen hasta 10 e incluso 15 años antes de los problemas motores. Perturbación del olfato o el trastorno de conducta del sueño, con movimientos oculares rápidos, lo cual provoca sueños vívidos, con mucha acción, a menudo desagradables, durante el descanso nocturno, que provocan en los afectados el impulso de patalear, agitarse y dar golpes.
“Se puede predecir el futuro desarrollo de la enfermedad en la población e incluso prevenir sus peores efectos”, describe Martínez, quien investiga biomarcadores para diagnóstico precoz. Los datos demuestran que la patología ocurre años antes de los síntomas.
“La investigación de TecSalud busca en la actualidad indicios del desarrollo y curso de la enfermedad a través de los llamados microARN (microarreglos de ácido ribonucleico), que se pueden encontrar en aquellos afectados por el parkinson. Estas conexiones para estimular de forma apropiada a la médula y permitir que el paciente pueda andar”, aclara Moraud, orgulloso del impacto de este desarrollo histórico.
En marzo pasado, el equipo de expertos del Centro de Parkinson, Trastornos del Movimiento y Neurorestauración de Monterrey realizó con éxito una operación incorporando a la técnica cerebral una nueva tecnología que no se había probado hasta ahora en México.
Al paciente, un hombre de 65 años de Nuevo León con la enfermedad en estado avanzado, se le aplicó el tratamiento de electrodos añadiendo un neuroestimulador.
Fortino Salazar dijo que el dispositivo envía el impulso eléctrico al cerebro y detecta actividad alterada para corregirla en el momento. Son ultrasonidos de alta intensidad, que no requiere de cirugías y sólo se aplica en pocos lugares del mundo.
Utiliza ondas de ultrasonido para tratar el temblor discapacitante con un procedimiento no invasivo. Provoca los mismos efectos que la estimulación cerebral profunda y mejora la lentitud, rigidez o el temblor, señaló.







