Todo listo para que la belleza del Templo de la Merced, un monumento histórico del siglo XVII, brillé y sea admirado, durante esta Semana Santa, tras la reconstrucción de su cúpula.
Erigido en las faldas del Popocatépetl, en Atlixco, Puebla, el Templo de la Merced se ha convertido en una pieza de gran valor histórico, que cerró parcialmente, debido a los severos daños causados por el sismo de 2017, entre ellos el colapso de su cúpula, por lo que tuvo que ser reconstruida en su totalidad para dar estabilidad y seguridad estructural al recinto.
Sin embargo, tras un arduo trabajo, ahora esta totalmente restaurado para lucir en su máximo esplendor. Las labores, realizadas de septiembre a diciembre de 2024, estuvieron a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el marco del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR).

A partir de fotografías antiguas, arquitectos, restauradores, expertos en estructuras, artesanos, bovederos y maestros de otros oficios sumaron esfuerzos y conocimientos para reproducir la cúpula –8.5 metros de diámetro por 6 de alto compuesta de ocho gajos, acompañados de lucarnas (ventanas) y linternilla–, respetando el estilo y la apariencia originales, pero confiriéndole características arquitectónicas más seguras, estables y duraderas.
Su importante e historia…
La antigua sede de la Orden de la Merced Redención de Cautivos tiene relevancia histórica e identitaria. Formó parte del convento, construido en 1619, cuando los mercedarios decidieron extender su presencia en la Nueva España, apoyados por vecinos de ascendencia española.
La entrega oficial del inmueble tuvo lugar el 27 de febrero de 2025, a petición de la comunidad, en una ceremonia religiosa, oficiada en agradecimiento al Centro INAH Puebla, así como a las autoridades federales, estatales y municipales que contribuyeron a su rehabilitación.
Recuperar un símbolo identitario
De estilo barroco, el recinto se compone de una nave en forma de cruz latina, en cuyo crucero se alza la cúpula. Destaca la fachada, caracterizada por lucir motivos religiosos y elementos de la naturaleza, propios de la localidad, elaborados con argamasa en alto relieve y policromada, un tipo de arquitectura típica poblana, la cual sincretiza elementos artísticos europeos y mesoamericanos.

El mayor reto, fue lograr que mantuviera la forma similar a la original, pero con una estructura más ligera y esbelta, la cual brinda mayor soporte y seguridad, para ello, se determinó aligerar las características de la mampostería, con una semiesfera de ocho gajos, hecha con tabique rojo de diferente espesor.
Aunado a ello, se validó la resistencia del domo, mediante un análisis estructural, para garantizar mejores condiciones ante los embates del medioambiente y de sismos futuros.
En la restauración se procura recuperar los valores, imagen y materiales constructivos originarios, pero, al mismo tiempo, se tiene la obligación de dejar evidencia de la intervención.
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Se conservaron las formas geométricas de las lucarnas y un frontón quebrado que las corona, procurando que el perfil de la copa se vuelva a integrar al paisaje cultural del Centro Histórico de Atlixco, donde existe un concierto visual entre las bovedillas de los diferentes templos antiguos.
Mediante el PNR y con la participación del INAH, así como de los gobiernos estatal y municipales, han atendido más de 200 templos en Puebla, entre 2023 y 2024, con el fin de rescatar el patrimonio de México.