No bien acababa de regresar de una estancia artística parisina, el pintor y grabador mazateco Filogonio Naxín fue invitado a regresar esta primera semana de noviembre a la Ciudad Luz, para realizar exposiciones por el Día de Muertos y conversar con el público francés.

“Mis obras son un extracto de la cosmovisión mazateca, una muestra de los mitos que en esta cultura explican la existencia. Con mi trabajo represento a los dueños de la tierra a través de una paleta de colores muy vistosa, que da fe de mi raíz indígena. Una de las posturas políticas de mi trabajo es visibilizar mi lengua y mi cultura a través de incluir palabras y frases en mazateco, para que la gente pregunte ¿de qué lengua se trata?, y que ello lo lleve, por un momento, a un mundo hasta entonces desconocido”, afirma Naxín.
La agenda del artista oaxaqueño allá ha consistido en lo siguiente:
- Después de muertos, amarnos más.- Exposición en la Ciudad Universitaria Internacional Casa de México en el distrito XIV de París, Francia.
- La muerte tiene fiesta.- Muestra de calacas eróticas en la galería del Centro Cultural Zicatela Rex, restaurante de comida mexicana ubicado en la 42 Rue Poissonnière, París, 75002.
- Cosmología: Fiesta del Día de Muertos.- Obras gráficas y pictóricas de Naxín enmarcando un conversatorio con la doctora en arte contemporáneo Caroline Perre, Fundación de la Casa de México, auditorio Benito Juárez de la Maison du Mexique, miércoles 5 de noviembre.
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La muerte no es miedo, sino identidad
“La Casa de México en París se mostró interesada en mi trabajo artístico para organizar exhibiciones conmemorando el Día de Muertos con mis obras en técnicas de collage, acrílico, grabado en linóleo y en piedra”, apuntó Naxín desde la capital gala. En agosto él fue invitado a la Residencia Universitaria de México en París Fondation de la Maison du Mexique, por su directora Tania Jimena Enríquez Mier.
“Mi obra busca que la muerte no sea miedo, sino identidad. Mostrar que nuestra lengua, nuestra tradición y nuestra visión del mundo tienen un lugar en el arte contemporáneo. Los artistas de diferentes culturas originarias no estamos encerrados en tradiciones antiguas; nuestras historias, espiritualidad y forma de apreciar el mañana y entendernos pueden ser comprendidas y disfrutadas desde el presente.”
Ya hacia 2018, el finado ensayista Juan José Reyes había manifestado:
Filogonio Naxín sigue la más pura línea de la tradición mexicana que parecía haber llegado a su cúspide con la obra del maestro José Guadalupe Posada. Pero Filogonio rebasa esa línea. Su arte es pura transgresión lúdica y atrevimiento. En esta muestra, la muerte se divierte, juega y se entrega al placer y al amor. Naxín la encuentra allí, irónica, a veces aterrada, a menudo alegre al cumplir sus deseos eternos, gozar o sentir con plenitud los placeres de la vida.
Las series que Naxín ha llevado a París abordan su característico enfoque personal en torno a temas populares, con collages utilizados desde sus inicios en el arte. Los grabados acompañan el conjunto de piezas imaginativas con figuras de la zoología fantástica mazateca como el perro xoloitzcuintle, también llamado xoloitzcuintli o simplemente xolo (que desde la visión mesoamericana es el animal que ayuda a los humanos en su tránsito hacia el Mictlán); los panes de muerto y las flores de cempasúchil.

Representando los Chaa Xoo
Protagonistas emblemáticos de su trabajo los realizó en acrílico y representan a los Chaa Xoo o Huehuentones. En la tradición del pueblo originario del artista (Mazatlán, Villa de Flores), se trata de personas que ofrecen su cuerpo durante siete días a los fieles difuntos, ya que en esos momentos dejan de ser ellos para representar a un alma y revelar su identidad podría significar algo desafortunado.
Si bien la Casa de México, dirigida por Tania Jimena Enríquez Mier, es un espacio conocido y respetado en París desde su creación en 1953, poco sabíamos acerca del Centro Cultural Zicatela Rex, restorán donde ya Filogonio Naxín había exhibido este año. Finalmente, el mazateco acotó:
“El Zicatela Rex es un lugar de esparcimiento cultural para disfrutar las manifestaciones artísticas y tradiciones culinarias de México, el nombre proviene de ensalzar el sitio de nacimiento del socio fundador de Playa Zicatela en Puerto Escondido, Oaxaca, y está dedicado a la gastronomía mexicana. Impulsado por un grupo de socios, sus conciertos sobresalen por presentar la música contemporánea de nuestro país”.
En este viaje, lo acompañó su esposa fotógrafa Cristal Mora, a quien conoció en el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali). Juntos publicaron su librito bilingüe ilustrado Qué cosa dice mi Tata. Seres que se transforman (Minu xi kuatsura chichjána. Kui anima xi bantiya yajura).






