Por Egbert Méndez Serrano.
Ciudad de México, 29 Mar. (AMEXI).- El clandestinaje oculta muchos secretos, algunos nunca se llegan a saber, se los traga la tierra para nunca volver. Otros corren con mejor suerte y emergen del subsuelo, a destiempo, para hacernos recordar que la revolución posible ha trastocado la humanidad de personajes que bien podríamos imaginar gozando de la vida en un yate en el la Riviera Maya.
A finales del año pasado, el diario La Razón publicó la lista de los tres esposos de una afamada actriz. Del último refiere el medio, “pero a decir de la familia de la actriz, un día el hombre se fue y no volvieron a saber de él”.
Se trata de un tal Federico Ramírez, de oficio publicista, del cual se enamoró profundamente.
Federico Ramírez fue nada más y nada menos que el comandante Rodrigo, principal dirigente de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) hasta enero de 1993.
Se sabe que, gracias a él, se abrieron las relaciones con las Comunidades Eclesiales de Base, en la Selva Lacandona, a cargo del entonces obispo de Chiapas, Samuel Ruiz, con quien mantenía constante comunicación. Rodrigo fue uno de los principales artífices del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Primera actriz militante del EZLN
Después de treinta años, en agosto de 2023, Ramírez reapareció con una novela, «Secretos del clandestinaje. Las vidas que alumbraron el levantamiento zapatista«, bajo el sello de Ediciones del Lirio.
En varios capítulos, de corte autobiográfico, narra el amorío y la desgarradora separación con la actriz, debido a que abruptamente se ve orillado a incorporarse de lleno a la clandestinidad, ya que su nombre real aparece en papeles encontrados en una casa de seguridad que toman las fuerzas del Estado en 1974, en el poblado de Nepantla.
En «Secretos del clandestinaje», aquella mujer es nombrada como Andrea, pero su nombre real es Ana Ofelia Murguía, quien escondió muy bien aquel complicado pasado.







