El dominio europeo regresó en los cuartos de final del mundial de clubes, pues el Chelsea de Inglaterra se impuso 2-1 al Palmeiras de Brasil en un encuentro tanto emotivo como apasionante.
Previo al partido, jugadores de la escuadra inglesa le hicieron homenaje a Diogo Jota, el jugador que lamentablemente falleció el día anterior. Especialmente Pedro Neto, compañero de selección del difunto, se mostró especialmente compungido.
Y con esa motivación, Chelsea ganó de forma merecida, pues fue más en el primer tiempo y supo manejar el segundo. Los brasileños tuvieron un partido complicado, pues hasta la segunda mitad mostraron su mejor nivel.
Con este resultado, Chelsea buscará erradicar la presencia amazona de la competencia, pues se enfrentará al Fluminense en las semifinales.
Con anotaciones de Cole Palmer al 16 y gol en propia puerta de Agustín Giay al 83 para los británicos y de Estêvão al 53 para los brasileños, el Chelsea avanzó mientras que Palmeiras cerró una gran participación.
Frío como el viento

Cuando la pelota comenzó a rodar, ambos equipos desplegando su físico, pero conforme avanzó el cronómetro, el equipo inglés se erigió como el mejor en la cancha. Atrasó a su rival hasta su área, cortó todas sus líneas de salida y se impuso en el juego físico.
Y su recompensa llegó al minuto 16, cuando Cole Palmer recibió de espaldas y, en un solo toque, se quitó la marca y se puso de frente a la puerta, y, con su característica frialdad, venció a Weverton con un disparo pegado al poste.
Tras el gol, la pelota fue toda para el equipo blue, aunque sin complicar en demasía al arquero brasileño. El verdadero no encontraba respuestas. Fue hasta el final de la primera parte que volvieron a salir de su área para llegar a la contraria.
La reacción llegó desde el vestidor
Pero el descanso hace maravillas para algunos equipos, pues los brasileños mostraron una cara completamente distinta en la segunda parte.
Richard Ríos empezó a aparecer, empujaron líneas y al minuto 53, el motor colombiano metió un centro desde la derecha y Estêvão se inventó un golazo sin ángulo para emparejar los cartones.
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Los dos equipos tuvieron sus oportunidades y se empujaron mutuamente hasta el límite. Pero lo que terminó por inclinar la balanza fue el infortunio, pues un centro de Malo Gusto fue raspado por Agustín Giay y Weverton no alcanzó a reaccionar.
El tiempo ya no le alcanzó a los dirigidos por Abel Ferreira y cayeron ante un rival que los superó de forma justa.