Es Día del Niño y los pequeños no descansan. En los gimnasios de boxeo hay muchos de ellos que sueñan y se ilusionan.
Para muchos, ser campeones del mundo es el motivo principal por el que se entregan cada día.
“Es un deporte que motiva porque es de grandes emociones. Es un reto personal”, dijo Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Miles de niños sueñan desde temprana edad en ser el nuevo Julio César Chávez, el nuevo Canelo Álvarez, y se entregan cada día para lograrlo.
Y aunque es evidente que el boxeo profesional es el que acapara los reflectores, un deporte como el pugilismo va haciendo un trabajo silencioso con los pequeños.
“Casi todos los boxeadores vienen de estrato económico humilde y tienen muchas oportunidades de tomar el camino equivocado en la vida. El boxeo encamina a una nueva vida, entonces esta nueva labor silenciosa que hace nuestro deporte es algo magnífico”, agregó el presidente del CMB.
Así como ocurre con muchos deportes, el boxeo es de gran tradición familiar y va pasando por distintas generaciones.
“El boxeo en México y en otros países va pasando por generaciones: el papá, el tío, el hermano fue boxeador y ahora con los niños, algo que sirve mucho en la sociedad mexicana y en el mundo”, agregó.
Y el apoyo y la motivación para los pequeños es algo que se debe mantener y celebrar, pues ellos son el futuro y entre ellos viene el nuevo ídolo de México y del mundo.
“Hay que celebrar a los niños porque de ahí salimos todos, de una niñez soñando para ser alguien en la vida. Ahorita está soñando el próximo Chávez, el próximo Canelo en algún día ser campeón”, afirmó.
Mauricio Sulaimán, el niño que sigue soñando
Y así como miles tienen sueños y luchan por ellos, Mauricio Sulaimán recuerda que fue uno de ellos, y sigue soñando.
“Fui un gran soñador, quise ser jonronero, quise ser Johnny Bench de Ligas Mayores de Béisbol, quiser ser portero como Miguel Martín y campeón mundial de boxeo con la ilusión de Mantequilla Nápoles, Carlos Zárate o Sugar Ray Leonard, que fueron mis ídolos”, afirmó.
Incluso, cuenta Sulaimán Saldívar, aún se va a dormir y se sueña en un campo de béisbol, él con el bate y casa llena, en una cancha de futbol o en el ring con Mike Tyson.
Aunque no fue de manera profesional, Mauricio Sulaimán siguió sus sueños y practicó el béisbol hasta casi los 30 años.
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Lo único que desistió fue del boxeo cuando vio a Mantequilla Nápoles con los dos ojos cerrados y las cejas abiertas.
“Ahí sí le dije a mi papá que mejor ahí le paraba, que mejor iba a ser bombero. Pero en béisbol y en futbol sí seguí hasta los 28 o 29 años jugando con mucha satisfacción”, dijo.
Y aunque al final eligió el estudio y ser profesionista sobre una carrera como deportista, Mauricio Sulaimán afirmó que disfrutó su niñez y sigue soñando, como cuando era niño.