Asistir a un partido de futbol debe ser sinónimo de emoción y convivencia en los estadios de la Liga MX, pero no siempre es así, porque en muchos casos representa un elevado peligro, donde está en riesgo la vida de los aficionados.
Las riñas entre aficionados, las fallas en seguridad y el poco control que se tiene en los estadios, han convertido este “deporte familiar” en un escenario de violencia, dentro y fuera de los escenarios.
La historia de Rodrigo Mondragón
Tal y como le sucedió a Rodrigo Mondragón, quien asistió por última vez a apoyar al equipo de sus amores, Cruz Azul, y termino privado de la vida, en manos de personas que se supone se dedican a proteger a la comunidad que asiste a un estadio, que son elementos del personal de seguridad de la UNAM y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Rodrigo Mondragón disfrutó la victoria de Cruz Azul por 2-0 sobre Monterrey, el sábado 25 de octubre, en juego de la jornada 15 del Torneo Apertura 2025 y disputado en el Estadio Olímpico Universitario.
Rodrigo Mondragón murió por asfixia causada por estrangulamiento, reveló la necropsia realizada por el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses y por ello están detenidos 4 elementos de seguridad de la UNAM, quienes, se sabe, supuestamente agredieron al aficionado cruzazulino en uno de los estacionamientos
Sucedió también en el Estadio Olímpico Universitario
Un video en redes sociales impactó a todos al ver la golpiza que propinó Raúl Uriel Silva Figueroa a otro aficionado, en una de las gradas del Estadio Olímpico Universitario, y por ello fue vetado indefinidamente, informó la Liga MX.
Ese acto de violencia se registró el 22 de febrero de este 2025, con motivo del encuentro entre Pumas de la UNAM y Águilas del América de la jornada 8 del Torneo Clausura 2025.
José Eduardo Ramírez Ávalos soñaba en ser portero
También está la triste historia de José Eduardo Ramírez Ávalos, un joven estudiante de 16 años, quien como muchos aficionados más, fue a llevarle serenata a su equipo, Chivas de Guadalajara, pero termino siendo apuñalado por “personas”, si es que se les puede catalogar de esa manera, de la barra rival.
La Universidad de Guadalajara lamentó el fallecimiento de su alumno en la Preparatoria Regional de Santa Anita, y el Pleno de la Cámara de Diputados brindó un minuto de silencio en su memoria, a petición del legislador Jesús Martín Cuanalo (PVEM).
José Eduardo Ramírez Ávalos soñaba en ser portero profesional con el uniforme de Chivas de Guadalajara.

La violencia ha existido siempre
La violencia en el futbol mexicano no es nueva. Desde hace años, los enfrentamientos entre aficionados han empañado la pasión por este deporte y evidenciado la falta de control y seguridad en los estadios del país.
El episodio más grave ocurrió en marzo de 2022, cuando un violento enfrentamiento en el Estadio Corregidora dejó decenas de heridos y conmocionó al país.
Las imágenes de la agresión dieron la vuelta al mundo y obligaron a la Liga MX y a las autoridades a prometer medidas más estrictas de seguridad, aunque para muchos aficionados, esas acciones llegaron demasiado tarde o todavía no llegan.
Implementos poco efectivos
Como respuesta, la Liga MX implementó el Fan ID, un registro digital para identificar a los asistentes y evitar el ingreso de personas violentas.
Aunque busca mejorar la seguridad, su aplicación ha sido irregular y aún genera dudas entre los aficionados.
Una cara oscura ante el mundo
En el partido entre México y Catar de la Copa Oro 2023, disputado en California, se desataron enfrentamientos entre aficionados que incluyeron golpes y el uso de armas blancas.
Un seguidor resultó apuñalado, lo que evidenció que la violencia de los aficionados mexicanos cruza fronteras.
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Este episodio de violencia dañó la imagen del país ante el mundo. Las peleas entre aficionados mostraron un rostro de descontrol e intolerancia que contrasta con la pasión y el orgullo que debería reflejar el futbol mexicano.
La violencia en el fútbol mexicano sigue siendo una herida abierta que ni las sanciones ni las nuevas medidas han logrado cerrar.
Mientras no se priorice la seguridad por encima del espectáculo, asistir a un estadio seguirá siendo un alto riesgo y el deporte más popular del país continuará perdiendo su esencia de pasión y familiar.







