Por José Luis Simón
Ciudad de México, 17 may. (AMEXI).- En diversas fechas y escenarios las mujeres futbolistas promueven la igualdad de género, la equidad en premios y salarios y respeto a su profesión.
Este viernes, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) anunció que Brasil ganó la sede y organización de la Copa del Mundo Femenina 2027, mediante la primera vez de una votación democrática y abierta.
Aunque no lo dijo, esa votación es el punto de partida para minimizar la corrupción y la compra de votos en el otorgamiento de sedes en el pasado, lo cual dañó al organismo, aunque eso es otro tema.
La primera Copa del Mundo Femenina se realizó en 1991 en China con la participación de 12 selecciones y fue tanto el éxito deportivo y más el económico que la FIFA aumentó a 24 representaciones nacionales a partir de Canadá 2015.
Millones y millones de telespectadores se sumaron a los éxitos de las mujeres en la cancha, donde son menos marrulleras, no hacen teatro por un pequeño roce, se levantan y a darle al balón, no son mal intencionadas con su igual y no protestan a los y las árbitros.
La FIFA continuó en la explotación de la mujer futbolista y pasó a 32 selecciones para la Copa de 2023 realizada en Australia y Nueva Zelanda.
Con más selecciones y partidos hubo más oferta para los aficionados, quienes asistieron en un millón, 978 mil 274 a los estadios, siendo 75 mil 784 en la final, donde se coronó España al derrotar a Inglaterra, cifra jamás vista.
FIFA olvida el éxito femenil
Pero la FIFA se olvidó de respetar a las jugadoras y la final de la Copa del Mundo Femenina Francia 2019 la programó el mismo día que se jugó la final de la Copa América y la Copa Oro, el 7 de julio de ese año.
“Es una idea terrible poner el mismo día todas las finales. Esta es la final del Mundial”, expresó Megan Rapinoe, capitana de la selección de Estados Unidos, luego de levantar el trofeo de la coronación.
La estrella continuó con sus observacones al decir que “así que no, no creo que la FIFA nos tenga, en general, el mismo nivel de respeto que tiene hacia los hombres”.
En mayo previo a esa Copa del Mundo, la estrella noruega Ada Hegerberg renunció a la selección de su país y argumentó que “no es sólo cuestión de dinero”, sino la falta de mejores condiciones de toda índole para las mujeres futbolistas.
Esos años fueron de revolución, porque 20 seleccionadas de Estados Unidos, una potencia mundial, demandaron a su federación por “discriminación de género institucional”.
La respuesta de FIFA fue aumentar al equipo campeón en Francia 2019 en un 50 por ciento su premio económico en comparación al de cuatro años en Estados Unidos, para llegar a la cifra de cuatro millones de dólares.
Abismal diferencia
Para el último mundial, la FIFA otorgó un premio económico de 4.3 millones de dólares al equipo campeón España y así sucesivamente el incremento para las demás posiciones.
Además, el organismo rector mundial otorgó un premio directo a cada integrante de la selección campeona de 270 mil dólares, siendo el más bajo de 30 mil para aquellas que concluyeron su participación en la fase de grupos.
Pero todo eso queda lejos de lo que otorga la FIFA a la Copa del Mundo varonil, donde en Catar 2023 Argentina recibió 42 millones de pesos por levantar el trofeo de campeón y Francia, subcampeón, recibió un consuelo de 30 millones.
Para la Copa FIFA Femenina 2023, la FIFA repartió más de 60 millones de dólares y para la varonil de 2022 fue de una bolsa de 440 millones de dólares.
“Sin duda, no es justo. A eso me refiero cuando digo si nos sentimos respetadas y entiendo que el futbol varonil es más rentable”, señaló Megan Rapinoe.