Ciudad de México, 25 ago. (AMEXI).- Un río de gente circuló por algunas de las principales arterias de la capital del país, la cual vibró con una fiesta deportiva iniciada en 1983, con el nombre de Maratón de la Ciudad de México.
Aquella vez comenzó con apenas 7 mil participantes y hoy fue de 30 mil, en claro crecimiento que evidencia su tradición deportiva local, del país y más allá de las fronteras.
Este maratón sirvió para la expresión ante el mundo de que la Ciudad de México estaba en pie, luego del terremoto del 19 de septiembre de 1985.
Sandalio Sainz de la Maza, entonces director de Promoción Deportiva del Departamento del Distrito Federal, programó ese año la realización del maratón el 23 de septiembre, pero la naturaleza lo impidió esa fecha.
Entonces, echó andar toda la maquinaria de organización y se corrió el 8 de diciembre con 20 mil participantes y más de un millón de personas formaron una valla humana en el recorrido y fue toda una celebración.
México en pie
“Demostramos al mundo que México no estaba destruido”, expresó Sandalio Sainz de la Maza.
Ese es el tamaño de importancia del Maratón de la Ciudad de México, que hoy volvió a reunir a la ciudadanía sin importar nada: posición política, económica, escolaridad, vivienda, laboral, religiosa, chaparro, alto, pasado de kilos, esbelto, joven, adulto, adulto mayor, prieto o claro o alguna discapacidad.

Todos por igual, sin fijación de nada, si los tenis, la playera o el short son caros o baratos, si las gafas, la gorra, la visera, si un rompevientos con o sin capucha.
También si se colgó una bolsa pequeña para llevar pertenencias como llaves, celular y credenciales, o una especie de morral a la espalda y con tirantes al frente para las botellas pequeñas con agua o algún otro líquido o barras de alimento.
Otros llevaron puestos sus audífonos, unos más sus bocinas pequeñas colgadas para escuchar música en el recorrido y uno fue más atrevido con su carretilla y una bocina grande para compartir su ritmo.
Celular y foto
Muchos se vieron con su celular en mano para tomarse la foto del recuerdo de su participación y también para comunicarse mientras trotaron con sus familiares o seres queridos.
Y claro que también hubo emergencias, porque ante el zangoloteo de la trotada, pues el cuerpo reaccionó, así que visitaron cafés y restaurantes para pedir permiso de pasar al baño.

Los participantes ciegos o débiles visuales fueron acompañados con sus guías y un grupo de tres o cuatro personas empujaron la silla de ruedas de unas personas discapacitadas, pero que también disfrutaron del día.
Algunas personas no vieron un obstáculo el tener algún problema en una de sus piernas y tomaron la salida, con tal de estar ahí, entre el arroyo de gente.
!Viva México¡
“Viva México”, gritó alguien y todos a su alrededor repitieron y uno más gritó “¿ya se cansaron?” y la respuesta fue en coro con un “¡No!”.
El “Sí se puede, sí se puede”, también se escuchó de las cientos y cientos de personas que se apostaron a la orilla de las calles para empujar con sus gritos a los participantes.
Fue la fiesta deportiva de la unión, la inclusión, de la suma del gusto por correr, trotar o caminar en el Maratón de la Ciudad de México, sólo cancelado por la pandemia de Covid en 2020.