La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ofreció un diagnóstico contundente sobre el estado actual de la economía mundial, marcado por transformaciones profundas y una incertidumbre persistente.
En el marco de la inauguración de un nuevo centro del Instituto Milken, señaló que el planeta atraviesa una etapa de cambios geopolíticos, tecnológicos y demográficos sin precedentes, con poblaciones que crecen rápidamente en algunas regiones contraen en otras, mientras el deterioro ambiental se intensifica.
“Abróchense los cinturones: la incertidumbre es la nueva normalidad y está para quedarse”, afirmó Georgieva.
De cara a las Reuniones Anuales del FMI, que reunirán la próxima semana a ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales de todo el mundo, anticipó que las principales preocupaciones girarán en torno al impacto económico de estas fuerzas de cambio y la creciente turbulencia en las políticas públicas.
Resiliencia de economía global, pero insuficiente: Georgieva
En su intervención, la funcionaria destacó que la economía global ha mostrado una resiliencia mayor a la esperada, aunque insuficiente para enfrentar los desafíos actuales. “Mejor de lo que se temía, pero peor de lo que necesitamos”, resumió.
Entre los factores que explican esta resistencia, la directora gerente del FMI enumeró cuatro pilares:
- Mejora de los fundamentos de las políticas: Se han fortalecido los marcos fiscales y monetarios, especialmente en economías emergentes, lo que ha permitido una mejor respuesta ante los shocks.
- Adaptabilidad del sector privado: Las empresas han ajustado sus cadenas de suministro y anticipado medidas arancelarias, mostrando una capacidad de reacción ágil y sólida.
- Impacto moderado de los aranceles: Aunque las tasas arancelarias en EE. UU. siguen elevadas, el mundo ha evitado una escalada de represalias comerciales, manteniendo el flujo del comercio internacional.
- Condiciones financieras favorables: El optimismo sobre la inteligencia artificial ha impulsad los mercados bursátiles, mientras que el debilitamiento del dólar ha aliviado la carga de deuda en países en desarrollo.
No obstante, Georgieva advirtió que esta resiliencia aún no ha sido plenamente puesta a prueba. La creciente demanda de oro como refugio, las posibles repercusiones inflacionarias de los aranceles y la fragilidad de las condiciones financieras podrían desencadenar nuevas tensiones.
“Las valoraciones actuales se acercan a niveles vistos durante el auge de las acciones por Internet hace 25 años”, alertó.
Finalmente, hizo un llamado a los líderes económicos globales para preservar las normas del comercio internacional y evitar medidas proteccionistas que puedan agravar la situación. “El comercio está revuelto, pero sigue fluyendo, como el agua, que es difícil de detener”, concluyó.