El último mes del año suele estar marcado por reuniones familiares, balances personales y reflexiones profundas, por lo que es un momento perfecto para hacer una planeación patrimonial.
Para la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), este momento del año representa una oportunidad clave para pensar no sólo en el presente, sino en el bienestar futuro de los seres queridos.
“La vida cotidiana nos lanza responsabilidades urgentes: trabajo, gastos, familia y suelen opacar decisiones trascendentes como la planeación patrimonial”, advierte el organismo. Sin embargo, subraya que detenerse a reflexionar y actuar puede marcar la diferencia entre preservar lo construido o perderlo en una sola generación.
El patrimonio: más que bienes materiales
Cuando se habla de patrimonio, suele asociarse únicamente con bienes tangibles como una casa o un automóvil. No obstante, la Condusef enfatiza que “el patrimonio es mucho más que eso: es el fruto de nuestro esfuerzo, los sueños cumplidos y también los valores que hemos transmitido o aún podemos transmitir”.
De acuerdo con el organismo, el patrimonio se integra por activos y pasivos. Entre los activos se encuentran propiedades, cuentas bancarias, acciones, inversiones, seguros de vida, vehículos, joyas u obras de arte.
En tanto, los pasivos incluyen deudas, préstamos, créditos, hipotecas y pagos pendientes. Planear cómo se administrarán y transmitirán estos elementos “es un acto de previsión, pero, sobre todo, de amor”.
Planeación patrimonial: una necesidad, no un lujo
La Condusef asegura que “la planeación patrimonial no es un lujo; es una necesidad”, especialmente en un entorno económico marcado por la inflación, crisis financieras y cambios legislativos constantes. Contar con un plan financiero sólido puede ser decisivo para proteger lo construido a lo largo de los años.
El organismo explica que la planeación patrimonial “no se trata solo de acumular riqueza, sino de tomar decisiones informadas sobre cómo se administran y distribuyen los recursos a lo largo del tiempo”.
Un plan patrimonial contempla, entre otros aspectos, conocer los activos y pasivos, establecer objetivos financieros familiares, proteger los bienes ante riesgos e imprevistos y preparar documentos legales como testamentos, poderes notariales y la designación de albacea.
El reto de pensar en el futuro
Desde las ciencias del comportamiento, la Condusef advierte que las personas tienden a priorizar el presente sobre el futuro, lo que lleva a postergar decisiones importantes. “Dar ese primer paso hoy no solo rompe con la inercia, sino que también abre el camino hacia una vida financiera más estable”, señala.
Este cierre de año, añade, es un momento propicio para cuestionarse si los seres queridos están protegidos, si el patrimonio está en orden y si, además de bienes, se han transmitido valores.
Herencia responsable: dejar tranquilidad, no conflictos
Hablar de herencia suele generar incomodidad, pero para la Condusef es una conversación necesaria.
“La herencia responsable no solo consiste en dejar bienes, sino en dejar tranquilidad”, destaca. Planear con anticipación evita conflictos familiares, reduce trámites y ofrece claridad en momentos difíciles.
Asimismo, recuerda que las deudas no se heredan automáticamente. Sólo existe responsabilidad para los familiares en caso de haber sido avales, coacreditados u obligados solidarios. Por ello, ordenar documentos, explicar dónde se encuentran y hablar con honestidad sobre bienes y obligaciones forma parte del legado.
“Más allá de cualquier objeto material, la verdadera herencia es ofrecer seguridad, claridad y paz financiera a quienes más queremos”, concluye la Condusef.






