Ciudad de México, 2 may. (AMEXI).- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se sumó a la ola de recortes a la expectativa de crecimiento de México para el cierre de este año, al rebajar su pronóstico de 2.5% previsto en febrero, a una tasa de 2.2 por ciento.
En su informe “Perspectivas económicas”, difundido este jueves, el organismo dejó sin cambio su estimación para el Producto Interno Bruto (PIB) de México en 2.0% para 2025.
No obstante, esta previsión representa una desaceleración del crecimiento, la cuarto de forma consecutiva, luego del repunte que registró en 2021 a 5.7% tras el desplome de más 8.0% en 2020 a causa del impacto de la pandemia de Covid-19.
El nuevo pronóstico de la OCDE para el crecimiento de la economía mexicana este año se ubica por debajo del rango de entre 2.5% y 3.5% previsto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
En el caso de la expectativa para 2025, todavía se encuentra en el límite mínimo considerado por la dependencia federal rango de entre 2.0% y 3.0 por ciento.
La moderación que registrará la economía mexicana en 2024 resultará por debajo del crecimiento de 2.6% previsto por la OCDE para Estados Unidos, su principal socio comercial, y también será menor al 3.1% proyectado para la economía mundial.
No obstante, el PIB de México crecerá este año por arriba del 1.9% calculado por el organismo internacional para Brasil, considerada la principal economía de América Latina.
Crecimiento, debajo de lo esperado
El jefe de la Sección de México y Costa Rica en el Departamento de Economía de la OCDE, Alberto González Pandiella, comentó que la razón de la revisión a la baja del crecimiento de la economía mexicana se debe a que los datos observados en el último trimestre de 2023 fueron más bajos de lo esperado, lo que tiene un efecto arrastre negativo.
Además, porque los datos del primer trimestre del 2024 han sido más débiles de lo esperado, expuso en videoconferencia.
No obstante, precisó que la actividad económica empezó relativamente débil en el primer trimestre del año, pero se ha venido fortaleciendo y el último mes ha sido mucho mejor que los años anteriores.
“Creemos que esta senda va a continuar y de ahí la revisión de 0.3 puntos porcentuales a la baja y creemos que el crecimiento estará en torno al 2.2% este año”, abundó González Pandiella.
La OCDE señaló que el consumo privado será un motor clave del crecimiento de México, respaldado por el bajo desempleo y el aumento de los ingresos reales de los hogares.
Además, la inversión privada se beneficiará gradualmente de la reubicación de la actividad manufacturera en México.
Las exportaciones seguirán beneficiándose de una profunda integración en las cadenas de valor manufactureras.
Inflación, incierta
Por otra parte, la OCDE consideró que la inflación general y subyacente anual en México seguirá desacelerándose gradualmente.
Para la inflación general espera que pase de una tasa de 4.5% al cierre de 2024 y prevé que regrese al objetivo del 3% para el tercer trimestre de 2025, para cerrar ese año en 3.1 por ciento.
Sin embargo, aclaró, las perspectivas de inflación siguen siendo muy inciertas.
“La inflación puede ser más persistente de lo previsto, especialmente en los servicios”, subrayó.
Ante ello, la OCDE espera que los recortes de las tasas de interés oficiales en México se aceleren a partir del segundo semestre de 2024, a medida que la inflación general y la subyacente converjan al 3%, el punto medio de la banda objetivo.
La política monetaria debería flexibilizarse gradualmente, pero seguir siendo restrictiva, para garantizar que la inflación disminuya de manera duradera hacia su objetivo.
Se supone, agregó, que la tasa de política monetaria se reducirá gradualmente al 7.50% para fines de 2025.
Alto déficit fiscal
Por otra parte, la OCDE refirió que el sector público apunta a un déficit fiscal del 5% en 2024, a medida que las asignaciones presupuestarias para el gasto social, principalmente pensiones universales no contributivas, y proyectos emblemáticos de infraestructura en del Sur han aumentado significativamente y los costos de endeudamiento han aumentado.
Está previsto que el déficit público caiga al 2.5% en 2025, debido principalmente a una reducción de la inversión pública, en parte relacionada con el fin de algunos de los proyectos de infraestructura en el sur.
Esto implica cierto endurecimiento de la postura fiscal en 2025. Se espera que la relación deuda pública neta respecto al Producto Interno Bruto se mantenga en torno al 50% del PIB a finales de 2025.