El Banco de México (Banxico) informó que los ingresos por remesas provenientes del exterior se ubicaron en cinco mil 578 millones de dólares durante agosto de 2025, lo que representó una caída anual de 8.3 por ciento.
Esta es la quinta disminución consecutiva en términos anuales, marcando una tendencia negativa que inició en abril.
La baja en remesas no fue abrupta. Se da tras un periodo de 17 meses de volatilidad, en los que se registraron altibajos.
En agosto, el número de operaciones para el envío de remesas cayó 7.2%, con 13.9 millones de transacciones, mientras que el monto promedio por envío se redujo 1.2%, ubicándose en 402 dólares.
Caída acumulada en 2025 de remesas
Entre enero y agosto de 2025, los ingresos por remesas sumaron 40 mil 467 millones de dólares, cifra inferior a los 43 mil 001 millones registrados en el mismo periodo de 2024.
Esto representa una contracción anual de 5.9%, la primera en un periodo similar desde 2013 y la más pronunciada desde 2009.
Del total acumulado en ese lapso, el 99.2% se realizó vía transferencias electrónicas, con 40,124 millones de dólares. Las remesas en efectivo y especie representaron el 0.6% (253 millones), mientras que las money orders apenas el 0.2% (90 millones).
Hogares mexicanos pierden poder adquisitivo
El saldo acumulado por remesas en los últimos 12 meses (septiembre 2024-agosto 2025) fue de 61 mil 025 millones de dólares, por debajo de los 61 mil 517 millones registrados en el periodo inmediato anterior.
Según Juan José Li Ng, economista senior en México de BBVA Research, al descontar el efecto inflacionario y ajustar por la apreciación del peso frente al dólar, las remesas en términos reales se contrajeron 13.1% en agosto respecto al mismo mes de 2024.
Esta es la tercera caída anual consecutiva, lo que implica una merma significativa en el poder adquisitivo de los hogares mexicanos que dependen de estos recursos.
Factores detrás de la debilidad
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Grupo Financiero Base, atribuye la debilidad de las remesas a dos factores principales: el deterioro del mercado laboral en Estados Unidos y el temor de la población indocumentada ante las políticas de deportación masiva, lo que limita su participación en actividades económicas.
Este panorama plantea desafíos importantes para millones de familias mexicanas que dependen de las remesas como fuente principal de ingreso.







